Por regla general, no me atrae demasiado el sexo anal.
Y entonces, acabar pidiéndotelo. Ser yo la que se siente tan puta que lo necesita, que me apetece. Decirte con voz zalamera de gatita en celo que quiero que me des por culo, que quiero sentir cómo entras, cómo lo vas abriendo.
Te colocas tras de mí y entras poco a poco, tu polla se hace un hueco, busca el camino del placer y yo estoy allí, de rodillas, abierta, para ti, sólo para ti, tan excitada, tan dispuesta, tan tuya.
Y entonces, sí me gusta, me gusta sentir cómo te derramas, cómo tu polla palpita en mi culo y oírte gemir al son del placer.
Mmmm.
Ufffff.
ResponderEliminar... y viceversa
ResponderEliminarBesos
quien te pillara en ese momento...
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