domingo, 26 de diciembre de 2010

La fantasía de moda

Las fantasías van por épocas. Al menos eso me pasa a mí. 
Hay temporadas en que no puedo dejar de pensar en algo determinado que siempre me lleva irremediablemente al orgasmo, una sola imagen o una sucesión de hechos que hacen que me moje tanto, que me excite tanto que sea imposible no correrme en cuestión de segundos.

Luego transcurre una temporada y de repente mi fantasía se transforma en otra, la sustituyo por otra imagen que es mi nueva fantasía recurrente de la temporada. Cosas que se ponen de moda o se pasan de moda en el universo de mis perversiones orgásmicas.

Últimamente, no me puedo quitar de la cabeza que estoy sentada en el suelo, con mi espalda contra la pared y tú estás delante de mí, sujetas mis brazos en alto, tus dedos y tu mano rodean mis dos muñecas que sujetas sobre mi cabeza de manera que mi margen de movimientos es bastante limitado y con las rodillas ligeramente flexionadas, me acercas tu polla dura a la boca y dejas que la ensalive, que mi lengua pasee por tu tronco y luego meterme tus huevos en la boca mientras sujetas tu polla hacia arriba y me ofreces tus huevos duros y llenos de leche. 

Haces rotar tus caderas para balancear tu polla dura y abofetear mis mejllas con ella, esparciéndome mis propias babas por los mofletes y mirándome con cara de cerdo. 
Me pones el capullo entre los labios y comienzas a mover las caderas a un ritmo frenético. No te como, me follas la boca, que es distinto. 
Noto la boca llena, a rebosar de polla, tocándome la garganta. Y eso me excita, que embistas mi boca cada vez que mueves tu pelvis mientras tus ojos desde arriba me taladran con esa mirada de cachondo, de salido. No me hace falta tocarme para saber que supuro humedad entre las piernas, no tengo más que separar las ingles un poco para que el olor a sexo suba hacia arriba inundándome los sentidos, haciéndome más consciente si cabe de que me excita, me vuelve loca esta situación.

De vez en cuando la sacas envuelta en mis babas que cuelgan como hilos del tronco de tu polla y la vuelves a meter despacio, en un rito que sólo consigue excitarnos más a ambos.

Se acerca el momento, tu glande se hincha, tus huevos golpeando mi barbilla se han endurecido y tu pelvis se mueve cadenciosamente, entrando profundo pero no deprisa y miro hacia arriba, porque me gusta retener en mi pupila y mi memoria la expresión de extremo placer que inunda tu cara seguida de varios jadeos cuando tu polla empieza a lanzar oleadas de leche en mi garganta y la mano que sujeta mis muñecas afloja la presión y las rodillas te tiemblan y tu sabor me inunda la boca y en parte escapa rebosante por la comisura de mis labios ante tal cantidad de deseo y acabas por sujetarte contra la pared en un intento de normalizar los latidos desbocados de tu corazón a la par que me miras desde arriba en una mueca de profundo agradecimiento sin palabras. 

Medianamente recuperado, con algo que no es ternura pero se le parece bastante a primera vista, pasas la yema del dedo por mi mentón y recoges la leche que no ha querido quedarse en mi boca para acercarla a mi lengua y ofrecérmela como merecido premio.

Sólo espero que pronto deje de correrme en la soledad de mi cama fantaseando con ello para hacerlo realidad. Y creo que no queda mucho, jeje. 



jueves, 16 de diciembre de 2010

Aunque no me convenga

Hay tíos con los que sabes que no deberías perder la compostura porque tu instinto unido a lo que has vivido te dice que uno va a salir perdiendo, jodido, y normalmente no sueles ser tú sino él. Y a veces consigues resistirte y a veces no.

Hay otros con los que sabes que no deberías perder la ropa porque la experiencia y un sexto sentido te dicen que no van a pasar el listón que tú pides, el que tú estableces y la insatisfacción, la decepción están programadas pero a veces puede más el deseo que la razón.

Hay quien no debería nunca verte perder la educación a los pies de la cama porque sabes que se va a asustar, que no encajas en su definición de chica modosita que se deja hacer. Y aún así a veces caes.

Pero sobre todo hay un tipo que no me conviene nada. El chico malo que te deja boquiabierta en cada caricia y que supura morbo. Y sabes que no debes porque engancha, porque es como una droga que te deja tan saciada que a la vez te convierte en insaciable. Los siguientes 3 días no vas a poder quitarte de la mente sus besos, sus miradas, sus gemidos. Pero no te puedes resistir.
Me llama, me embauca con su impostura de niño bueno y quedamos. Aparece con ese pantalón tan bien relleno tanto por delante como por detrás, ese culo donde mi mirada se perdería durante el resto de la eternidad y esa cara de haber roto muchos más platos que la vajilla de la familia real. Y esa cazadora, ¿cómo se puede llevar una prenda con tanto gusto, con tanta percha, con tanta pose? Y ya estamos perdidos. Nada esa noche iba a conseguir que no acabáramos entre las sábanas de una cama que sería muda testigo de los gritos de la pasión desenfrenada.
¿Cómo voy a resistirme a esos ojos color miel que me obnubilan la sensatez y me empujan al abismo del deseo que fluye entre mis piernas?.
La cena se desarrolla entre conversaciones acerca de todo y de nada y un juego de miradas que dicen sin palabras todo lo que va a venir después. El hielo de las copas se derrite mientras nuestras lenguas bailan entrelazadas al son de un ansia que nos es imposible contener. Y nos faltan manos para recorrernos y palabras para excitarnos.
La noche acaba como acaban casi todas las que merecen la pena: en una cama.
Borrachos del otro, buscando avivar aún más el fuego que ya crepita. Y cuando desfallezco, derrotada, sobre su pecho, aún jadeante, aún empapada, me vuelve a mirar y me pone morritos, me descoloca con su pose de vuelta de todo y comienza de nuevo la espiral en la que se vuelve irresistible y yo siento de nuevo la humedad descendiendo entre mis piernas.
Saciados de nuevo, el tatuaje de su cadera, enmarcado en esos músculos esculpidos por un maestro del arte y el buen gusto, despierta de nuevo en mí la sed de más, como el sediento que al beber algo dulce no aplaca su sed sino que la acrecenta. Y me zambullo de nuevo, imposible parar.
Parece mentira pero no sólo despierta los instintos más básicos sino que encima es capaz de satisfacerlos como buen entendedor del placer femenino en general y de mi cuerpo en particular.
Así se desarrolla todo esa noche, todas las noches con él.

Y no me conviene pero no me puedo resistir. Y aunque pudiera, no sé si querría.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Lo siento, no me sale mejor

Hay quien dice que escribo bien. Y no hago un ejercicio de falsa modestia cuando digo que creo que no es así, en parte al menos. 

Escribo con sentimiento mi blog porque mi blog es eso, sentarme y ponerle palabras, escupir en un teclado lo que me pasa, lo que me llena por dentro. 
Y así suele ser el proceso cuando escribo un post. Me siento aquí, recuerdo y los dedos se deslizan solos por el teclado, todo fluye. Eso no es más que plasmar sentimientos, sensaciones, escalofríos, pálpitos, decepciones, paranoias. 

Pero talento literario es saber escribir sobre cualquier cosa. Inventar un personaje, una situación, un escenario y darle vida, hacer al resto vibrar con esa historia que surge sólo de tu imaginación. A mí eso no me sale. No conseguiré nunca implicarme en una histora inventada. 

Esta vez incluso dudo de si soy capaz de escribir el blog. Porque llevo semanas atascada en este post. Yo, que releo las cosas una vez, llevo un montón de párrafos iniciales, varias maneras de contar el final, frases que no me convencen y al final sólo tengo una colección de párrafos inconexos y deslavazados que he cambiado mil veces y que no acaban de describir lo que yo en realidad quiero contar. Y no puedo enlazarlos en una historia coherente.

Quizá haya experiencias que no se puedan explicar o quizá no doy la talla 
para plasmar determinadas cosas en palabras, no lo sé. Pero me rindo. Publico esto y ya está. No doy más de sí. 

Justo cuando no quiero encontrarme con nadie, me encuentro con todo el mundo. Que si Don Fidelidad con su nueva novia (y no es por criticar pero aunque la mona se vista de seda, si lleva sombra de ojos verde, choni se queda)...Voy a joder el post si empiezo hablando de Don Fidelidad, jaja.

El estómago me hormiguea en una sensación que me encanta, más sabiendo que me queda poquísimo para tocarle pero está visto que no me van a dejar disfrutar de la sensación porque en un trayecto de 6 paradas de metro me he encontrado hasta con el apuntador y levántate y da dos besos y sonríe y haz como que te interesa muchísimo lo que te cuentan cuando tú sólo piensas en llegar, en comértelo a besos. Y por fin llegas a tu destino y menos de 300 metros te separan probablemente de él pero otra vez te encuentras a alguien...
No me gusta el párrafo.

Él no había tenido buena semana, yo iba con intención de que se olvidara de todo y pasar un fin de semana inolvidable...

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba. Y en este caso, tienen razón. Hubo un contratiempo inicial que retrasó el momento de poder devorarnos y un contratiempo final que nos desbarató los planes del último rato juntos pero entre medias disfrutamos cada momento.
No me gusta el contraste entre lo mal que suenan los contratiempos y lo poco bien que suena el entre medias.

Me hace mucha gracia que su piel vaya cambiando de color de la cabeza a los pies. Va sufriendo una degradación de color, cada vez más blanco a medida que te acercas a sus pies. Él dice que es porque en los orgasmos se le sube la sangre. Y me lo creo porque menudos orgasmos!! Tiene orgasmos que te hacen disfrutar a ti también, se le escapa la vida en estertores de placer, se evade, se le hincha cada vena del cuerpo y tiene una especie de explosión que te envuelve en su onda expansiva, es una descarga eléctrica, un subidón que te transmite y no puedo evitar unos pinchazos de orgullo por saber que he tenido algo que ver en ese enorme huracán que ahora mismo le hace derivar sin más rumbo que el placer. Sus gritos me hinchan el ego, sus jadeos me humedecen, su expresión en el rostro se me clava en la pupila. Otro párrafo que no está a la altura de lo que quiero describir.

Las horas pasan tan deprisa que parece una broma del reloj. Y no me canso de mirarle y de oírle cuando cuenta cosas de él. Pero sobre todo me gusta sentir que pensamos muy similar y que no tengo que explicarle conceptos que le parecen naturales y que a otros no les bastaría una vida entera para entenderlos. Por una vez sé que no soy la única habitante de mi planeta que aterrizó en la Tierra.

Él teme no dar la talla pero a mí me da la impresión de que quien no la da soy yo. Porque no creo posible igualar el placer que me hace sentir. Como si leyera mis pensamientos, como si supiera qué quiero. Y no sólo es la cantidad de orgasmos sino la calidad, la categoría, la intensidad.
Y saber que es tan cerdo como yo, que a nada diría que no, que todo le apetece, que a nada se niega...
Y de nuevo no consigo plasmar en palabras la intensidad que quiero describir, quizá porque no puede describirse.  


Está sobre mí, mis piernas sobre sus hombros o la planta de mis pies sobre su pecho y entra en mí. No sé si me emputece más su expresión, la más absoluta lujuria escrita en sus ojos, el deseo en letras grandes sobre su rostro o el ver su polla que desde este ángulo se ve enorme y durísima entrando en mi coño y saliendo mojada de placer. Esa imagen se me ha quedado grabada, no, grabada no, tatuada en el cerebro, no me la puedo quitar de la cabeza. Da igual cuántas veces escriba este párrafo y lo porno que quede, nunca, nunca, nunca será ni la mitad de porno que ese momento. Nunca.  

Acabamos de llegar y ya estamos comiéndonos a besos. Me siento en el borde de la cama, él se quita la camiseta y deja a la altura de mis ojos su pantalón donde resalta su polla, dura, deseando salir de la opresión para coger aire y yo no puedo evitar rodearla con mi boca por encima del pantalón, desearla aún más. Pero es que no me deja, siempre antepone mi placer al suyo, siempre le debo orgasmos. Y me come, con tantas ganas, de esa manera que...como si supiera qué quiero...usando su lengua y sus dedos en un perfecto baile acompasado de placer...llevándome al cielo en instantes...dando al placer un nuevo significado...Muchas frases de nuevo para intentar explicar lo que no soy capaz de poner en palabras. 
Un rato después, estoy sentada sobre su polla, pero de espaldas a él, subiendo y bajando sobre su polla mientras él ve cómo entra y sale y sube y baja de mi coño y se va a correr y...De nuevo bloqueada. 

Vamos a comer algo, luego nos tomamos unas cerves, hablamos, reímos y tú consigues mantenerte más frío que yo que me derrito por instantes cuando mi cuerpo se niega a esperar más para sentir de nuevo tus besos, tus manos, tu saliva. 
Cuando por fin perdemos de nuevo la ropa, empezamos a devorarnos en la cama, pasamos al sofá donde me siento sobre ti, luego de espaldas a ti, después caemos sobre la alfombra donde me follas a 4 patas, luego volvemos a la cama, me follas, te follo, me follas de lado, paras para regalarme un orgasmo con la lengua, sigues follándome,...no sé cuánto tiempo dura pero es un rato absolutamente intenso. Me invades tú pero me invade también la sensación de querer retener cada detalle porque sé que no tengo a menudo un polvo tan bueno ni tan...Y cuando te corres me dejas sin palabras, veo cómo las venas de tu frente y tu cuello se hinchan y tú te dejas ir en un interminable alarido de placer y me encanta verte así. Y releo el párrafo y lo cambio y lo retoco y nunca soy capaz de imprimirle la intensidad que sentí aquel rato en aquella habitación.  

Así que aquí me rindo. Ni siquiera voy a intentar contar cómo fue sentir tu leche salpicando mi cara o la imagen que me enciende de tu mano pajeándote mientras tu respiración se enciende o las interesantes conversaciones que mantuvimos. Ni lo a gusto que me siento sabiendo que puedo ser cariñosa si me apetece sin que malinterpretes mi actitud y que puedo ser la más zorra sabiendo que vas a entender mi actitud. No me veo con fuerzas para fracasar de nuevo intentando describir un orgasmo con su lengua o la sensación de su polla llenándome. Mi talento literario no es lo suficientemente bueno para algunas cosas. 

Eres demasiado bueno para un post. Sorry.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Cama caliente

Voy andando deprisa porque llego tarde al curro. 
Ni siquiera he terminado de quitarme el abrigo al llegar al trabajo y ya está mi jefe el colérico alterado preguntándome por no sé qué que todavía no está terminado.
Me siento y tengo en la bandeja de entrada 23 mails urgentes con cosas que eran "para anteayer" y otros 30 mails que no urgen tanto porque eran sólo "para hace una hora". 
No he abierto el primero cuando empieza a sonar el teléfono.
3 de mis 4 compis directos de curro están o de baja o de vacaciones así que me suena más el teléfono (sobre todo si atiendo las llamadas de compis enfermos o de vacas) que en la centralita de Aena en pleno puente de la Constitución.
Y encima tengo hoy 2 interminables reuniones con gente que convoca una reunión para oírse hablar a sí mismo porque les gusta su voz.
Y yo sin becario!!!! Esto no puede ser!!!!

Pero por mí se puede parar el mundo que a mí esta sonrisa no me la quita hoy nadie ni nada. 
Me ha costado un horror levantarme de la cama (el doble del sobrehumano esfuerzo que me cuesta todos los días), me ha costado dos horrores no volver a la cama después de la ducha viéndole ahí tumbado, con esa carita de sueño y al final no he podido resistirme y he tenido que perderme entre las sábanas porque yo no follo por las mañanas a no ser que me provoquen, claro. Me ha costado tres horrores volverme a levantar y salir al frío de la calle para ir a trabajar. 

Ya de camino al trabajo he pensado que en realidad es lo mejor que me podía pasar. Irme a currar con esa sonrisa y saber que sólo tengo que aguantar unas horas y después volverme a la cama, que él ha estado calentando para mí porque estos días no trabaja. Mmmm. 


Así que hoy no me va a enfadar nadie. 
Pero claro, es mal día en el curro, mi jefe el colérico debe tener la regla (tiene todos los síntomas del síndrome premenstrual) o le debe hacer falta que una mañana le echen el mismo polvo que a mí. O las dos cosas. 
Y cuando estoy a punto de perder el buen humor, me llega un mensaje: "Cuándo vienes? No sabes lo caliente que estoy". Ni que decir tiene que otra vez tengo la sonrisa en la cara. 
Al siguiente mensaje: "Ya sabes qué es lo primero que voy a hacer cuando llegues", la sonrisa me llega de oreja a oreja y la humedad debe traspasar la ropa interior. 


Me gusta llegar del trabajo y que me esté esperando. Avisarle de que enseguida llego y fantasear o imaginar lo dura que la tiene mientras me espera. 
Abro la puerta y no tengo ni tiempo de saludar. Desde que he llegado del trabajo he pasado más tiempo gimiendo que otra cosa. 
Ahora estamos en una tregua que él ha aprovechado para ducharse y yo para escribir el post. 
Después nos vamos de copas a besarnos por los bares y volver cachondos perdidos para follar de nuevo como si mañana no fuera a sonar mi despertador. Sin embargo, me da igual, mañana me arrastraré al curro ronca y con los ojos rojos pero otra vez con mi sonrisa. La sonrisa de quien sabe que va bien follada y que la están esperando otra vez en casa y en la cama cuando acabe la jornada. Jeje. 

martes, 7 de diciembre de 2010

Frenesí

Tengo millones de cosas que escribir. 
Últimamente todo me sale bien. En cada ocasión en la que me descubro pensando que nada puede ir mejor, la vida me sorprende poniéndome otro regalo delante. 
Y me da miedo...me da miedo porque esto no puede ser infinito y cuando me caiga me voy a hacer pupa.

Por eso no puedo escribir, porque estoy viviendo. Porque me falta tiempo. Me faltan unas 8 horas al día. 
Aunque no tener ni siquiera tiempo de escribir es bueno. 
La vida me tiene envuelta en un frenesí de sensaciones, de experiencias, de momentos. Y los quiero exprimir todos, al máximo, no dejarme ni uno.
En cuanto tenga tiempo de respirar, escribiré. 

Pero ahora mismo nada me hace más feliz que vivir, aspirar el mundo a bocanadas, dormir cada vez menos y llevar una eterna sonrisa que se me ha colgado de los labios en las últimas semanas porque aunque siempre soy muy feliz, últimamente lo soy aún mucho más. 
(Y sí, claro, ser feliz tiene que ver mucho con el buen sexo. Jeje.)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Anotación a pie de post

Quizá en el último post me expresé mal o expliqué algo de manera equivocada.
Ya se sabe (contrastar para profundizar en el asunto el "Croissants Study" publicado en el Science Journal de 12 de noviembre de 2002 acerca de los efectos nocivos de la ingesta en exceso de croissants) que los croissants dejan el cerebro a medio gas. 

Pero vamos, a la vista de los comentarios, aclaro aquí que Susurros de Deseo no sería ella si ante la posibilidad de llevar a cabo una de sus fantasías fuera a decir que no. 
No sé cuándo será ni cómo saldrá.
Eso sí, nunca ha existido en mi mente la posibilidad de decir que no. 


[Cuando supere este virus que me tiene aquí postrada, escribiré un mail más largo, serio y con  sustancia, jaja]

jueves, 18 de noviembre de 2010

De croissants, vodka y otras vicisitudes

El sábado pasado estaba invitada a una cena con un grupo de gente así como muy madura, muy intelectual, unos cuantos que comparten mi profesión y creen que hablar de curro un sábado de copas es algo imprescindible, unos cuantos sociólogos (cómo coño puede eso ser una carrera universitaria, por favor?!!) aburridos, algunos de ellos con niños, muchos con casa en las afueras y jardín, no sé, ese tipo de gente con la que puedes hablar de cualquier tema interesante pero de ninguno divertido, la clase de personas que piensan que hablar de los pros y los contras de los diferentes planes de pensiones en una cena de sábado es apasionante.

Y la verdad, después del jueves por la noche, una de esas noches de "voy a tomar una y me vuelvo a casa" (toda la vida repitiéndome una frase que sé que nunca es verdad, ¿cuándo aprenderé?) que se convirtió en una larga noche de copas, caricias furtivas, desahogos impacientes y una sensación no demasiado agradable que no me podía sacudir de los pliegues de la piel y que no sabría definir con exactitud pero que era algo así como "qué hace una chica como yo en un sitio como éste" o más bien en una situación como ésta, una especie de "no me quiero conformar", bueno, movidas que yo normalmente no tengo y que no me gusta tener.
En resumen, que después de la noche del jueves, no me apetecía demasiado (o mejor dicho, me apetecía aún menos) la cena del sábado.

El sábado, de repente, me surge una invitación a una fiesta de otro grupo que me pega mucho más. Esa gente que siempre sabe cuándo sale pero no cuándo vuelve, los que vamos disfrazados de serios y responsables cada día al curro pero llega la noche y nos transformamos, cobramos vida, tenemos quizá un plan de pensiones o un piso mono en el centro pero nos gusta pasar la noche en barras de bar y seguir comportándonos como nos de la gana, incluso como adolescentes aunque llevemos un poco más de efectivo en el bolsillo. De ésos como yo que no conciben una buena noche de amigos sin acabar desayunando, de los que no miramos el reloj. Y además yo ya pienso mucho en el curro, mantengo la compostura en las reuniones y el fin de semana me apetece desmelenarme y vender mi alma a la diosa de la frivolidad o a la del sexo. Jeje. No quiero volverme adulta y seria, perder la capacidad de reír por tonterías o de hacerlas simplemente, me aburre mucho lo de confundir la madurez con la seriedad.

Así que cambié de planes. Y me fuí a la fiesta divertida, con los otros ya quedaré un martes por la tarde a hablar de cosas serias e intelectuales. Jajaja.

Llevaba meses sin reírme tanto en una fiesta que no fuera con mis amigas. ¡Qué bien me lo pasé! Perdí la cuenta de los bares que visitamos, de los chupitos que bebí, de las cervezas que fueron convirtiéndose en copas a medida que anochecía.
Acabamos en el piso de siempre desayunando croissants con vodka (ahora así escrito suena fatal pero el sábado sabían buenísimos...jaja).
Pero lo mejor de la fiesta fue sin duda una pareja gay que me caen muy bien y me río mucho con ellos y que a la vez me ponen mucho. De esos gays sin pluma, que encima van siempre guapísimos y compartimos una forma bastante parecida de ver la vida.
Total que sólo hay que sumar alcohol+cachondeo+sexo como principal tema de conversación+2 tíos gays que me caen bien y me ponen+mi imaginación que va a su puta bola, lleva su ritmo+todo el porno gay que he consumido a lo largo de mi vida (el único porno que me gusta)=uff, uff, uff, ufff, ufff.
Entre que yo no soy de piedra sino más bien como las cerillas, que se prenden con cualquier chispa, que siempre he tenido la fantasía de hacer un trío con dos tíos que se lo montaran también entre ellos y que ellos dos con un par de copas soltaron la lengua y empezaron que si "yo soy bi, lo que pasa que éste me tiene loco y sólo quiero estar con él", que si "molaría montárselo los tres", que si "a mí me encantaría montármelo con él mientras tú miras", que si "él es bi, yo muy exhibicionista, niguno de los dos celoso, tenemos los requisitos para hacer un trío", "pero si lo hacemos que sea con alguien que lo vaya a disfrutar tanto como nosotros", que si "tú serías perfecta para el trío porque no tienes prejuicios",...llegó un momento de la fiesta en el que no sabía si beberme la copa o tirármela por encima para refrescarme.
Alguna vez ya me habían hecho ese tipo de comentarios pero como algo puntual y en general. El sábado lo repitieron varias veces, concretaron algún detalle, no sé, me dió la impresión de que lo decían en serio.

El domingo, cuando vuelves a nivelar el grado de alcohol y el de sangre en las venas, te tomas dos ibuprofenos con media botella de agua del tirón e intentas recordar cuántos croissants comiste para descubrir si esa es la causa de que te encuentres tan mal, recuerdas frases sueltas y aplicando la poca sensatez que te queda, llegas a la conclusión de que no, que todo fue fruto del alcohol y que no lo decían en serio.
Aún así, no puedes evitar fantasear con sus dos cuerpos desnudos fibrosos, con las imágenes de ambos montándoselo mientras tú te deleitas en directo con lo que siempre te ha gustado ver en película y luego se desarrolla la situación hacia un trío que tu mente ha imaginado en infinidad de ocasiones. Y te acuestas segura de que va a seguir siendo una fantasía.

Y hoy, en el trabajo, me vibra el móvil. Un mensaje: "¿Qué tal, morena? Yo aún no puedo ver los croissants ni de lejos. Pero lo del sábado lo decíamos en serio. Si lo hacemos, que sea contigo. La pelota está en tu tejado. Besazos".Ufff, uff, uff. Sin palabras. Seguiré informando.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Mira, la muevo

Este post es para informar al género masculino de un secretillo (a voces). 

Cada vez que me pasa tengo que reprimir la risa.
 

Situación:
Normalmente tienes ya un poco de confianza con esa persona, se ha roto el hielo. Él no tiene ropa. De repente, en un ataque de originalidad te dice señalando su polla:
- Mira, la muevo.
A la vez ves cómo su polla da un pequeño saltito.
Pero es sobre todo ese orgullo con el que lo dicen. Hay hombres que ganaron guerras, que descubrieron vacunas, inventaron objetos que cambiarían la Humanidad, triunfaron en la vida pero ninguno de ellos se sintió tan satisfecho de sí mismo como cuando, desnudos, le dijeron a su compañera de cama: "Mira, la muevo". Jajaja.

Mi reacción: - Ajá! Qué gracia!

Información al sexo masculino:
1. ¿Quién no ha oído nunca a un niño pequeño diciendo "mira, mamá, mira" o "papá, mírame, que estoy pedaleando, mira qué deprisa voy" y se ha enternecido pensando lo importante que se siente ese niño con su logro, plenamente desconocedor de que no es un don lo que él tiene sino que todos los niños saben hacer lo mismo? Aplíquese lo mismo a este caso. Con el consiguiente agravante de que es un adulto quien se pone en evidencia.
2. Sorprendente sería mover las orejas, tener un aguante sexual espectacular o hacerte un nudo en la lengua. Mover la polla lo saben hacer todos los adultos con apéndice colgando. Todos.
3. Esa capacidad no cuenta como mérito.
- ¿Sabes qué? He conocido a un tío que me encanta.
- ¿Te hace reír? ¿Es bueno en la cama?
- No, qué va. Normal, del montón.
- ¿Es guapo? ¿La tiene grande?
- No está mal pero nada espectacular.
- ¿Entonces?
- Tía, es que mueve la polla. Contrae un músculo y la polla le da como un saltito.
- ¿Qué me dices? Entonces no le dejes escapar.
Esta conversación es ficticia, nunca tendría lugar.
4. Me interesaría saber qué respuesta o reacción esperan de ti cuando te lo dicen. Porque te miran como esperando una respuesta y yo además de Ajá! no sé qué decir. "Oh, Dios mío, llevaba toda la vida buscando un hombre que pudiera hacer esto" o "ya sabía que tú eras especial". 


Y por favor, ¡no me digáis vosotras que nunca os lo ha dicho nadie que me deprimo por encontrar yo siempre a los raritos!

miércoles, 10 de noviembre de 2010

30

Que con esto de las apuestas y tal no he tenido ni tiempo de contar que he cumplido 30 años. Y como una tiene la suerte de poder decir que una de sus mayores riquezas es tener muchos buenos amigos (que me encargo de cultivar día a día) pues he celebrado mi cumple en una semana algo así como unas 5 o 6 veces diferentes. Con el consiguiente desgaste del hígado. [Eso sí, quede aquí constancia de que NADIE me ha hecho el regalo que yo siempre pedí para los 30, una noche con un puto de book que me diera placer ininterrumpidamente. Ésta me la guardo]. En todas las celebraciones, además de sentirme muy querida (aunque, repito, no haya habido puto), han salido las bromas del cambio de década, etc., lo típico. Y me ha dado por pensar. Hace unos cuantos años, usaba mucho la expresión de "cuando llegue a los 30, quiero volver la vista atrás y no tener la sensación de haberme perdido cosas, de arrepentirme de lo que no he hecho". Imagino que usaba esa edad de referencia porque me parecía o me sonaba a que los 30 estaban aún muy lejos y que sobre esa edad yo ya habría sentado la cabeza. Pero nada más lejos de la realidad aunque entonces no lo supiera (a veces, una ha de asombrarse de su propia ingenuidad, jaja). Ahora, recién cumplidos los 30, reflexiono y la verdad es que he de decir que estoy orgullosa de mí. Porque vuelvo la vista atrás y he encaminado mi vida precisamente a donde yo quiero que esté. Y he hecho casi todo lo que quise hacer. He viajado, conservo todos esos amigos que no me gustaría perder, trabajo de lo que me gusta donde me gusta, he pasado la línea de llegada de casi todas las metas que me propuse alguna vez, he exprimido cada minuto, cada experiencia, cada beso tuyo con sabor a ron. He cumplido la mayoría de mis fantasías, he disfrutado, reído y aunque a veces he perdido (las menos) siempre he jugado al 100%, dándolo todo, con la intensidad de quien sabe que cada instante es único, irrepetible. No cambiaría ni una coma porque lo que no ha salido tan bien me ha ayudado a hacerme más madura, más fuerte, más yo. Vuelvo la vista atrás y me gusta lo que he vivido, me gusto, estoy contenta con lo que he logrado, con la persona que he llegado a ser y sobre todo, estoy contenta de gustarme así. Vamos, que estoy encantada de haberme conocido. Aunque suene pretencioso. [Y sí, para los 31 me encantaría recibir el regalo que no he recibido por los 30]

domingo, 7 de noviembre de 2010

La apuesta (3)

En el último bar, los besos se volvieron más intensos, más húmedos, yo le gemía al oído, él me humedecía hasta límites indecentes y decidimos irnos a saciarnos del otro. Volvimos a la habitación. Después de un breve jugueteo en el baño mientras yo le comía la polla aunque él me había dicho que no le gustaba (lo siento, no pude resistirme), su "uff, lo que no me gusta es que me coman la polla las otras, tía" que me encendió más de lo que ya estaba y una ducha llena de vapor a pesar de que el agua estaba templada, volvimos a la posición vertical en la cama. No podría describir con exactitud lo que yo recuerdo como un nuevo "in crescendo" de la noche, un maremagnum, un sin parar de besos, caricias, gemidos, orgasmos de ésos que se califican como suaves porque cuesta poco tenerlos pero brutales porque te sacuden hasta el último puto rincón del cuerpo, palabras encendidas, miradas ardientes, dedos, lenguas, mimos y alguna otra cosa que seguramente habré olvidado sometida como estaba al continuo repiqueteo de mi cerebro diciendo "joooderrr, no me puedo creer que este tío sea tannnnnn bueno". A la mañana siguiente, en lo que iba a ser una coca-cola rápida, nos liamos a hablar y le robé dos horas más mientras él reía sin parar porque dice que soy muy graciosa. Y descubrí que compartimos la idea de que puede haber sexo, magia, complicidad, morbo, deseo, conversación, mimos, cercanía pero nunca pasará de ahí, de esa frontera que cuando se traspasa, estropea todo. La despedida fue mientras esperábamos a un taxi en una calle llena de gente mientras me besaba despertando otra vez el deseo como si no lo hubiéramos saciado durante toda la noche. De camino a casa, mi mente repiquetea con los recuerdos, áun tengo cada esquina que ha recorrido con sus manos y sus besos a flor de piel, todavía siento el vacío donde él me ha llenado y fogonazos, instantes, se me reproducen constantemente sin dejar que me despegue de esas horas que ya forman parte del pasado. Durante días no podré más que añorarle en el sentido más húmedo de la palabra. Pero es que tiene algo a lo que no puedo resistirme. O quizá no es algo sino un conjunto de cosas. No sé. Pero sí sé que si mi descripción de morbo y deseo tuviera un nombre, sería probablemente el suyo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La apuesta (2)

Todo empezó una noche en la que el poco sentido común que poseo me convenció de que lo más sensato era irme a casa a una hora prudente después de 7 días consecutivos saliendo a poner a prueba mi hígado y durmiendo poco. Pero como las buenas intenciones siempre se truncan, un mail suyo y una ventana de chat hizo que comenzáramos una conversación que duró hasta bien entrada la madrugada, cuando algunos ya se levantan para ir a currar.
Él me conocía por mi blog y ya habíamos intercambiado algún mail. Resultó ser agradable, gracioso, morboso...de lo que no abunda.
La conversación no empezó de la mejor manera posible pero fue mejorando hasta que nos calentamos tanto que decidimos vernos en persona y quedamos para el día siguiente. 18 horas en las que el reloj se movía a paso de tortuga.

Yo tengo el cupo de suerte llenito y un sexto sentido que pocas veces me falla pero aún así, cuando quedas con alguien a quien no conoces bien, asumes un riesgo. Al entrar en el bar y verle, ya tuve el pálpito de que había apostado bien. Después de 5 minutos, supe que mi apuesta era mejor de lo que creía. No me hizo falta mucho más tiempo para saber que había apostado por el caballo ganador.

Entramos en la habitación comiéndonos a besos pero no eran besos románticos por llamarlos de alguna manera, eran esos besos sucios, cerdos, ésos que emputecen a la más mojigata y yo de eso nunca he pecado.
Desde el principio supo dónde, cómo, cuándo y qué quería.
Ya me había dicho que era bueno con la lengua pero tras el primer orgasmo que me arrancó con ella, ya supe que en mi vida sexual iba a haber un antes y un después de esa noche. Podría intentar explicarlo, hacerme un lío durante un montón de párrafos buscando las palabras que lo intenten definir pero no os vais a hacer idea así que me lo ahorro.
Cuando me folló y oí sus gemidos que no eran gemidos sino la más excitante onomatopeya del placer taladrando mi epicentro del deseo, ahí supe que había perdido la apuesta. Y una que se excita poco por el oído, uffffff, como loca.
Algún que otro orgasmo más tarde y con el marcador claramente a mi favor, salimos a tomar un par de copas.

La noche fue una sucesión de sorpresas in crescendo.
No sólo acababa de dejarme boquiabierta en la cama sino que además era interesante, educado (sólo cuando hay que serlo), me hacía reír y pensábamos lo mismo sobre miles de cosas. Me sentía a gusto, muy a gusto, había una especie de complicidad, de "no sé cómo definirlo".

(Continuará...)

lunes, 1 de noviembre de 2010

La apuesta

He perdido una apuesta. Una que hice hace bastante tiempo, segura de que no podría perderla.Y hoy me ha tocado pagarla. No me ha salido nada barata porque aposté fuerte, eché confiada un órdago a pares con castellanos y resulta que me encuentro con que mi contrincante llevaba 4 cerdos de primeras dadas.
Todo empezó con una conversación sobre el Olimpo de los dioses sexuales, de mis dioses sexuales. El listón está alto y yo estaba convencida de que en determinadas lides nunca encontraría quien superara lo ya vivido. Años de experiencias posteriores me habían reafirmado en mi opinión, siglos en los que alguno llegó al ranking de los mejores pero nunca desbancó a la realeza.
Mis amigos insistían en que no podía estar segura y yo insistía en que sí. Y se hizo la apuesta. Durante años disfruté de la victoria.


Y ahora, no sólo he perdido la apuesta con la consiguiente humillación moral del "jaja, ya te lo habíamos dicho", el sucio regocijo de los ganadores y el correspondiente castigo que la apuesta suponía sino que encima tengo que exponer públicamente mi escarnio. Así que me retracto. Me retracto, me como las palabras que dije, entono el mea culpa, pido disculpas públicas.


Eso sí, si perder esta apuesta significa que un casi perfecto desconocido entre directo al Olimpo del sexo, al podio de honor, a la categoría de indescriptibles con todo el placer que ello conlleva, perdería esta apuesta una y mil veces. De hecho, estoy encantada de haberla perdido.

Otro día que esté un poco más sobria y no tenga que levantarme dentro de una hora un poco larga, contaré cómo perdí la apuesta.

martes, 26 de octubre de 2010

Aquí y ahora

Hay quien busca una conexión cósmica toda su vida, le llaman amor, supeditan el placer a encontrar a su media naranja, sacrifican un buen rato por su afán de seguir en su búsqueda interminable de la perfección.

Otros nos conformamos con dejarnos llevar, con vivir el momento, con dejar que nuestro cuerpo, nuestras manos y nuestro sentido del gusto decidan si mereció la pena.
Y nos entregamos al juego de la seducción o simplemente a un desahogo, a un intercambio de gemidos y orgasmos sin ningún fin más allá que el de esos minutos de placer. Sin darle mayor importancia, sin hacer de ello un mundo, evitando elevar a acontecimiento lo que a veces no deja de ser una mera coincidencia del destino y el azar.
El amor existe, al menos yo lo creo, pero no es para mí ese concepto absoluto que tienen muchos pero en el camino hacia él o ya en él o después de él hay vida más allá de ese órgano que bombea sangre.

Aunque no todos lo comprendan, abandonarse a una mirada, a unos labios mojados de ron, a unas manos desconocidas, puede parecer frío pero en el instante en que mi cuerpo se arquea y convulsiona o él se vacía de placer en espasmos, en ese preciso instante, soy suya y él es mío y nos une algo que no sería capaz de explicar, seríamos capaz de prometernos el Universo aunque 15 minutos después ni siquiera vayamos a llegar juntos a la parada del metro.

En ocasiones, de esos ratos que empezaron como un mero desahogo, ha surgido una magia que quizá se pareciera mucho al amor, una especie de alma gemela con la que te conectan vivencias, sensaciones y sentimientos. Pero otras veces, el sexo se queda en eso, en el recuerdo de una intensa noche, en el olor a sexo en la habitación, en el vapor de una ducha compartida, en el cigarro de después o en un polvo salvaje en un parque. Y no pasa nada. No hay de qué arrepentirse porque ese instante compartido, en ese instante, fui tan tuya como lo he sido mil veces de otras manos, otras bocas y otras pollas pero esos segundos puedo prometer que te han pertenecido, que no existía nada más en mi mente que tú, ese lugar y ese momento. No siempre hay un final feliz. Pero siempre hay una trama interesante, una vivencia más, que no quede el resquemor de lo que te quedaste con ganas de probar. Nada peor que añorar lo que nunca has vivido.

Y yo no juzgo a quien hace el viaje sin paradas, sin parar a repostar pero a veces me gustaría que no me juzgaran si paro a poner gasolina o a tomarme una chuchería aunque no quite el hambre, sólo por el mero placer de sentir ese azúcar derritiéndose en mis papilas gustativas.
Porque me gusta, dejarme llevar, saciarme de una piel que no conozco, embeberme del aroma que no volveré a oler, tocar lo que hoy, aquí y ahora me pertenece, provocarte a sabiendas de que mañana no existe en nuestro diccionario, entregarme a pesar de tengamos la fecha de caducidad tatuada en la mirada. Cada beso que te doy, cada roce de mi piel, cada gemido de mi garganta puedes estar seguro de que es único, es tuyo, es sólo para ti. Porque mañana seguiré mi camino y quizá no volvamos a encontrarnos, quizá el azar no nos vuelva a juntar, quizá encuentres el amor en el próximo transbordo de tu viaje pero vivamos el ahora, lo que tenemos al alcance de la mano, olvidémonos de qué vendrá, porque ahora mismo sólo existe lo que estamos viviendo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Como siempre, como nunca

Nunca pudo ser, incluso a pesar de saber que si hubiera sido, probablemente hubiera funcionado.
Pero no pudo ser. Tampoco puede ser ahora.
Pero a diferencia de quien estuvo de paso, él dejó huella. Fueron demasiadas cosas, demasiado tiempo, hay demasiado cariño por medio, demasiados recuerdos, demasiadas horas juntos como para hacer borrón y cuenta nueva.


Y lo más inesperado pasa siempre en los momentos más impredecibles.
Estoy de viaje, lejos de casa, cansada de reuniones insípidas. Lo último que me apetece es ir a cenar sola. Siempre me ha puesto triste cenar sola.

Así que ahí estoy, en mi habitación del hotel, con dolor de pies (malditos tacones), aburrida, con ganas de volver a mi casa.
Suena el teléfono, por un momento estoy tentada de dejarlo sonar, de no
levantarme de la cama. Venzo a la desidia y veo que me llama un número privado. Cojo. Oigo su voz al otro lado.
- ¿Qué tal niña? Cuánto tiempo!
- Hola! Pues llego ahora de trabajar y aquí estaba, aburrida. Qué tal te va?
- Como a ti. Aburrido. De viaje otra vez. Ya sabes cómo son los viajes. Estaba aquí en mi hotel sin nada que hacer y he pensado que llevaba mucho sin llamarte.
- Jajaja, yo también estoy de viaje. me he acordado de ti esta mañana porque estoy en Hamburgo que tú me dijiste que vienes mucho.
- No me lo creo. ¿Estás en Hamburgo?
- Sí.
- YO TAMBIÉN.
- No me jodas! En serio.
- De verdad.

Y así de rápido se convierte lo que iba a ser una noche aburrida en un plan apetecible. Muy apetecible.
Me vuelvo a enfundar los tacones, paseo hasta el centro y le veo. Tan irresistible como siempre, más guapo que nunca. En el centro de mí, comienza un cosquilleo que reconozco muy bien, el que siempre me provoca.
Cenamos, hablamos de mil cosas, parece que no hubieran pasado meses desde la última vez que nos vimos. Yo en realidad voy con la firme intención de que la cosa quede ahí, en la cena, quizá una copa. No le provoco, no me dejo provocar.

Salimos del restaurante. Entramos en un bar, tampoco es que en Hamburgo haya mucho donde elegir a estas horas y un día entre semana.
Me hace reír, me hace reír tanto que la gente nos mira, creo que mis carcajadas les desconciertan. Todo es como fue durante mucho tiempo, sin reproches pero a la vez es distinto, los dos en una ciudad extraña, lejos de todo lo conocido, más libres, ajenos a los cotidiano pero a la vez como siempre.

Salimos del bar. Me dice que dónde voy a dormir. Una manera como otra cualquiera de preguntarme que si compartimos cama. Le miro y le digo que no deberíamos, que él lo sabe tan bien como yo, que me voy a mi hotel. Leo la decepción en su mirada. Pero sabe que es lo mejor. Nos despedimos. Cada uno se dirige hacia su hotel.
Lo acabo de decir y ya me estoy arrepintiendo.
Ando unos pasos, malditos tacones, me giro y le veo caminar. Y sí, no funcionó, no funcionará, no volveremos a tener otras oportunidades como las que perdimos porque él llevaba otro ritmo al mío. Pero el sexo ha sido siempre especial, una explosión tras otra, el único sitio donde nunca hubo perdedores, el lenguaje en el que tan poco nos cuesta expresarnos, probablemente el mejor sexo que ninguno de los dos hemos tenido nunca.
"No lo dejes pasar, no te arrepientas mañana de lo que no has hecho" me digo a mí misma. Y grito su nombre. Dos veces antes de que me oiga. Voy hacia él tan deprisa como mis pies me permiten. Malditos tacones.
- Si áun no has cambiado de opinión, aunque no debiéramos, me apetece mucho dormir contigo.
Sonríe, se le ilumina la mirada, me besa.

En la habitación, nos sobra la ropa, nos falta el tiempo para recuperar el sabor de la piel del otro, el reloj es como un verdugo que nos roba minutos, el amanecer se cierne sobre nosotros como la hora de la separación, otra vez, tan lejos de todo lo conocido pero tan parecido a lo de siempre.

Hay constantes que no cambian. Se modifican las coordinadas espacio-temporales, cambia el escenario, el calendario marca otra fecha, pero lo sustancial, lo importante, lo imprescindible, lo que nos une, eso sigue ahí, inamovible, como una ley de la Naturaleza que se resiste al paso del tiempo, a la evolución natural en la que transcurren nuestras vidas. Eso somos él y yo. Siempre igual pero siempre distinto.
Y follar con él es justo como recordaba pero tan distinto a todo lo que esperaba. Tan bueno como siempre y a la vez mejor que nunca. Igual pero distinto.

sábado, 2 de octubre de 2010

Sunshine Award


Quien me lee sabe que nunca hago memes ni cadenas ni responder cuestionarios o esas cosas.
Pero me han dado (lo cual me halaga) un premio y es de bien nacidos ser agradecido.
Así que gracias, Xana.
Se supone que tengo que poner esta foto, poner un link a quien me ha dado el premio y dar a mi vez el premio a 12 blogs que me gusten, hacer un comentario en su blog anunciándoles el premio y añadir su link en mi blog.

Como no quiero poner a nadie en el compromiso de tener que seguir la cadena, agradezco a Xana su premio, pondré su link en mi blog y en vez de cumplir con el resto de la parafernalia, diré a quién habría dado yo un premio. Y de ellos depende el cumplir con los requisitos o no. Así no obligo a nadie.

Podría también decir 12 blogs pero muchos me parecen si tengo que escoger sólo lo mejor de lo mejor. Así que ahí va la que sería mi selección (yo, como siempre, a mi manera, sin cumplir las reglas, jajaja).

1. La niña mala. Porque hace magia con las palabras, porque juega con ellas, las moldea, las retuerce, les da vida, les imprime sentimiento y me deja siempre boquiabierta con su capacidad para expresar algo tan sencillo de una manera tan sublime.

2. Jauroles. Porque es tan cotidiano, tan cercano, de esas personas que sólo de leerles te entran ganas de conocer en persona. Siendo tan normal consigue contarlo de manera que su blog sea especial.

3. Hyku. Porque es un maestro de la ironía, del sarcasmo elegante, del humor inteligente. Y siempre consigue hacerme reír. Y cuando se pone serio, da siempre en el clavo.

4. Tom. Porque me tiene enganchada a su historia. La describe de tal manera que engloba sentimientos que hemos vivido todos contados de una manera personal. No le descubrí hace mucho pero no pude parar hasta leerme el blog de cabo a rabo.

5. Mónica. Porque me gusta, y aunque últimamente no escribe mucho, cuenta siempre mucho con pocas palabras.

6. Juancho. Ejemplo de virtud literaria, envolvente.

7. La brisa de la noche. Corto, conciso, preciso, siempre sensual. Un placer leerle.

Y ahora os toca decidir qué queréis hacer con el premio.




domingo, 26 de septiembre de 2010

Resaca

El gato me salta encima para avisarme de que es su hora del desayuno. Tengo una resaca infernal. Seguro que me volvieron a sentar mal los hielos de la copa. Jaja.

Doy de comer a los gatos, vuelvo a la cama, allí está él tumbado, dormido, con la sábana dejando al aire su espalda. Me encantaría hacer un bis de anoche pero la resaca me puede, tengo la lengua como el esparto. Me lavo los dientes, me acuesto otra vez.


Han debido pasar unas horas, no sé qué hora es porque tengo la persiana cerrada a cal y canto pero debe ser tarde porque mi cuerpo ha digerido el alcohol. Me giro, estoy sola en la cama. Oigo la ducha. A los 3 minutos aparece, envuelto en una toalla alrededor de la cintura. Indescriptible lo sexy que está con la toalla así ajustada contra sus nalgas y marcando.
No puede ser...recién despierta, resacosa y sólo de verle ya me entran ganas.

Me pone esa carita que lo dice todo. Se acerca a mí, huele tan bien!!. Me besa en el cuello, me está encantando, me pasaría así horas. Me calienta, el cabrón sabe cómo hacerlo. Demasiado bien diría yo incluso.

Llega el punto en el que me ha puesto tanto que quiero devolvérselo.

Le tumbo en la cama bocabajo y le beso despacito, la espalda, los hombros, la nuca, recorro la columna con mi lengua, le hago cosquillas en los costados. Retiro la toalla que aún cubre parte de su culo, mordisqueo sus nalgas, separo los cachetes y soplo, sólo un poco de aire pero un escalofrío le recorre el cuerpo, se le pone la piel de gallina.

Mi lengua empieza a recorrer el camino por la parte interna de las nalgas, voy dejando caer saliva hacia la sima a la que me dirijo.

Primero sólo un pequeño roce de la punta de mi lengua, que pierde un rato en sus huevos, luego el trayecto entre sus huevos y su culo, por fin la puntita de mi lengua horadando el orificio, haciéndose hueco, entrando como una culebrilla que se mueve sin parar y se va abriendo camino.

Oigo sus gemidos apagados por las sábanas contra las que tiene apretada la cara. Esos gemidos que no se pueden fingir, los que salen de los más hondo, esos gemidos roncos pero agudos que le salen de la garganta, ésos que me vuelve loca oír, los que emite cuando está muyyy cachondo.

Mi lengua entra y sale y juega y el agujero se dilata y él gime más mientras se retuerce de placer entre las sábanas. Intenta girarse pero no le dejo, quiero seguir.
Y levanta un poco el culo y sus manos tensas aprietan las sábanas y yo sigo, dejo caer más saliva e introduzco poco a poco un dedo, lo muevo tocando el punto que le enloquece.
Yo estoy tan mojada que la cama debajo de mí tiene un reguero de mi placer.

Gira la cabeza y dice que si sigo va a correrse. Lo dice como si fuera una amenaza pero precisamente es lo que estoy deseando.
Le digo que se ponga a 4 patas. Me incorporo un poco y sigo alternando mi lengua y mi dedo en su culo mientras con la otra mano, agarro su polla y le masturbo, cuando mi dedo está dentro de él aprovecho para recorrer con mi lengua sus huevos, duros, llenos, a punto de descargar.

Ya no son gemidos, son gritos los que escapan de su garganta, jadeos incontrolables, sonidos guturales y placenteros.

Aumento el ritmo, quiero enloquecerle. Noto las contracciones que empiezan en su culo, los huevos palpitantes.
Segundos después, se corre, en mi mano y cae rendido de placer en la cama. Me mira de reojo mientras yo lamo mi mano, limpio cada gota de elixir mirándole, deleitándome en imaginar la cara de puta que debo tener ahora mismo.
Creo que ya no tengo resaca.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Rutina

Dice mi amiga que está un poco aburrida con su novio, que se ha instalado entre ellos la rutina, que follar se ha convertido un poco en un trámite.

Y yo le digo que por qué no se encarga de sacar la rutina de su relación, que le sorprenda, que le mande un sms picante al curro, que le espere desnuda en casa cuando él llegue, que no le deje moverse mientras le cuenta al oído la historia más cerda, más morbosa que sea capaz de inventarse, que se compre un disfraz de colegiala y se haga un par de trenzas, que se meta en la ducha con él para que vaya con una sonrisa al trabajo, que se lo lleve a cenar y le diga que no se ha puesto ropa interior, que se lo folle en plena calle como cuando no tenían casa, que se compre un body o un conjunto de ropa interior que le quite el hipo en el que se le transparenten los pezones y le haga un baile sensual, que compre una cuerda y le ate a la cama mientras ella se masturba para él y luego le folla, que se tiren un fin de semana en casa sin salir follando sin parar, que le escriba un mail al curro diciéndole todo lo que tiene ganas de hacerle para que por la noche llegue con más ganas, que se embadurne de nata o de chocolate y le deje comérselo todo, que se ponga de rodillas en mitad de la cena y le haga una mamada que le de igual si el filete se queda frío, que cuando estén con más gente le susurre al oído que se muere por irse a casa y follarle, que montados en el coche le vaya tocando para ponerle a mil, que le espere en la bañera llena de espuma o a 4 patas en cualquier sitio cuando él vuelva de comprar el pan, que se lo tire en cualquier rincón mientras sacan al perro, que le mire a los ojos y le diga que tiene ganas de ser su puta por una noche, de cumplir todos sus deseos y que con todo eso le anime a que él se suelte también más.
Eso es lo que haría yo.

Dice que "ufff, nena, yo curro muchas horas, estoy muy cansada y además estamos en un punto de la relación en el que ya hay cosas que no pegan".


Jajaja, yo también curro muchas horas y viajo mucho y necesito dormir pero todo eso no me quita las ganas de follar y hay mil pequeños detalles que no cuestan nada y evitan la rutina.

Y no conozco ese punto de la relación en el que hay cosas que no pegan. ¿Qué punto es ése? ¿Cuando llegas cansada del curro no cenas, no te limas las uñas, no te duchas cada día, no hablas por teléfono, no sacas al perro? Sí. ¿Pero para invertir tiempo en tu vida sexual no tienes tiempo ni ganas? No lo entiendo.


Pero bueno, que si no tienes ganas de remediarlo, tampoco te quejes.
Cada uno tiene lo que se busca.
Ya sé que me repito pero hay cosas que no entenderé nunca.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Mis mejores fans

Hay cosas a las que no encuentro explicación.

Ya escribí un día sobre lo que opino de determinados mails que recibo. Aquí.
Pero al parecer algunos no se han leído ese post.

Estaba ya alucinada con mi fan madrileño que me escribió un mail el 11 de febrero con un texto fuera de lugar. Al no recibir contestación, lejos de cejar en su empeño, me manda un mail con EL MISMO TEXTO el 8 de mayo esta vez adjuntando una foto de la que debe ser la mejor parte de su anatomía en su máximo esplendor (si por esplendor entendemos otra definición distinta a la del diccionario donde se dice que esplendor es auge, resplandor, apogeo y nobleza; dejémoslo en pueblo llano y poco brillo). Dando por hecho que ha sido un error suyo mandarme el mail standard por segunda vez sin cambiar ni una coma, le contesto explicándole que ese mail YA lo había recibido. Doy el asunto por zanjado.
¡Pero no! ¡Qué va, hombre! El que la sigue, la consigue. Total, mandar un mail al que no le cambias el texto no cuesta nada así que me VUELVE a enviar el MISMO MAIL el 28 de mayo.
Como yo soy así, una desagradecida, insulsa, antipática, maleducada y rarita y no le contesto por tercera vez consecutiva, este apasionado fan, entiendo yo que en la firme convicción de que no he recibido su mail, me reenvía EL MISMO MAIL por cuarta vez el 26 de agosto.
Y yo, ante semejante (me faltan las palabras) exhibición de cortesía, esfuerzo y buen gusto me lo tomo con humor y no puedo dejar de reírme.

Unas semanas después, sigo sin recibir noticias de mi fan madrileño pero a cambio recibo una de un señor que no conozco que adjunta varias fotos. Una es de él comiendo un pescado, otra foto de bandejas llenas de magdalenas para hornear y otra de él con un libro en la mano que se llama "Animales parásitos" y una maceta en la cabeza. Y ya no sé si alguien me toma el pelo o si me están haciendo una terapia de risa por internet y gratis. Vamos que mi psiquiatra dirá lo que quiera pero más quisieran muchos tener mi salud mental.

Cuando mi estupefacción, aún convaleciente, empieza a recuperarse, recibo otro mail, pero no de mi fan madrileño sino de alguien que no sabe que "que" se escribe con tres letras y no con una "k" donde me acribilla a preguntas como si yo fuera el consultorio de la Super Pop. No voy a copiar aquí el texto porque luego me echaréis en cara que atento contra el secreto de las comunicaciones pero no tiene desperdicio. Sólo añadiré extractos del mismo sin citar la fuente. Cosas como:
- ¿como 1 chico puede distinguir a una chica k sabe besar muy bien de otra k no tiene experiencia?

- ¿como el chico puede darse cuenta de que la chica que le gusta esta teniendo un explosivo orgasmo al besarla?
- supongamos 1 chico k empieza a salir con una chika, pero esta tiene 1 hermana de parecida edad y sale tambien con el grupo de amigas y amigos de la chika
Pero para el ejm k pongo, pongamos k el chiko le gusta tanto a la hermana como a una de las amigas intimas d la chika
En esos casos en k el novio de vuestra hermana o el novio de vuestra amiga intima os gusta y os late mogollón
- ¿haceis las chikas algun comentario cndo delante de vuestra amiga intima o vuestra hermana dl tipo, k chico tan atractivo, esta buenisimo !!!, o cosas similares?
¿o el sentimiento d fuerte deseo x ese chiko os los guardais para dentro?

Así que hago un llamamiento a la Super Pop para que me contrate en cuanto vuelva de mi viaje con motivos científicos para la Universidad de Edimburgo y otro llamamiento para recibir alguna vez un mail normal. Del montón. Algo normalito. Que empiece con un hola, ¿qué tal?, donde los signos de puntuación no se consideren algo superfluo, con un mínimo de educación y un poquito de buen gusto (la estética no tiene por cierto nada que ver con fotos personales de ámbito genital).

domingo, 5 de septiembre de 2010

Carta a la Universidad de Edimburgo

Excmo. Rector de la Universidad de Edimburgo:
Me pongo en contacto con Ud. a raíz del estudio publicado recientemente por un grupo de investigadores de su Universidad acerca de la imposibilidad de conseguir un bronceado integral dado que determinadas partes del cuerpo como el trasero se ponen menos morenas según los resultados del estudio.
Acabo de volver de vacaciones y he de comunicarle que la parte de mi cuerpo en la que la espalda pierde su casto nombre está tan moreno como el resto de mi piel.

A pesar de que mi trabajo no está relacionado con el mundo de la ciencia, me sentiría profundamente halagada si pudiera hacer una pequeña aportación y por tanto me presento voluntaria para llevar a cabo un nuevo estudio de mayor calado. Soy perfectamente consciente de que el estudio tendría que realizarse en un entorno tropical para conseguir un intenso bronceado. Por tanto estoy dispuesta (en pos de la ciencia) a pedir una excedencia temporal de mi puesto de trabajo y a renunciar a mis ansiadas vacaciones en "El Parque Temático de Dios" (a punto de inaugurarse, le recomiendo fervientemente la visita) para trasladarme a algún paraíso tropical lleno de palmeras y aguas cristalinas.

En el firme convencimiento de que la investigación ha de ser lo más exhaustiva posible para ver el estudio publicado en el "Science Journal", y dado que la producción de melanina puede tener una estrecha conexión con una vida sexual plena, estoy dispuesta a mantener relaciones sexuales diarias con algún investigador de su universidad bien parecido y con al menos 17 cms de virilidad (más que nada por cumplir el requisito de vida sexual plena) a efectos de incluir este aspecto en su estudio. Todo ello, como ya he mencionado anteriomente, en pos de la ciencia y en ningún caso para mi satisfacción personal.


Espero su respuesta mientras voy preparando mis bikinis y me voy haciendo las ingles brasileñas.


Atentamente,

Susurros de Deseo.

Y aquí estoy, a ver qué me responde porque nada me haría más feliz que sacrificarme por la ciencia.

martes, 31 de agosto de 2010

Lo tengo todo

De la cama al sofá hay poca distancia.

Del sofá al balcón unos pasos.

Hasta la cocina son 4 zancadas.

Desde la puerta al salón hay un par de metros.

Hasta la ducha sólo me separa un pasillo.

Pero aún así, no me falta espacio. Es como si hubiéramos creado un microuniverso en el que no nos faltara de nada.

Tenemos el cenicero a mano, tabaco de sobra, comida y el aire que entra por la ventana.

Pero sobre todo, tengo lo más importante.

Tengo tu cuerpo. Y el deseo que me inspiras, que nace en un punto muy concreto y se expande en oleadas, en ondas expansivas hacia todos los poros de mi piel. Y me haces reír mucho. Y me arrancas gemidos, frases que nunca creí oír en mi boca, sensaciones que tenía un poco olvidadas. Tengo tu mirada, esos ojos que brillan cuando sonríes. Creo que lo tengo todo.

sábado, 14 de agosto de 2010

Vacaciones

Algunos se van de vacaciones por puro placer.
Yo me voy con fines científicos. Porque según un reciente estudio, el culo es la parte del cuerpo que menos morena se pone. Intentaré refutarlo con pruebas fehacientes. Jajaja.
(Así de dura es la vida de alguien entregada a la ciencia)

¡Hasta la vuelta!

miércoles, 21 de julio de 2010

Ser tonta o hacérselo es distinto

Una cosa es hacerse la tonta y otra serlo.

Que no me digas que tienes pareja porque tú crees que soy una moralista a la que le importa qué haces las noches de los martes que no puedes quedar conmigo, es tu problema. A mí, que no me creo en la potestad de juzgar tu vida cuando no compartes cama conmigo, me es indiferente si la tienes o no.
Que yo me haga la tonta no quiere decir que lo sea. No pregunto porque no me interesa. Porque me da igual. Porque no me quiero casar contigo.

Pero hay situaciones en las que lo más digno es decir la verdad. Aunque sólo sea por eso, por dignidad. Más que nada porque me conoces y deberías saber que a mí determinadas cosas me dan muy igual.
Llegados a ese punto, mentir y negar lo innegable...como que queda ridículo no?

Una cosa es que yo me haga la tonta y otra que lo sea. Y a la que tú rebuscas en el bolsillo del pantalón para comprar el billete de ida, yo ya he picado el de vuelta, "
amor".

jueves, 15 de julio de 2010

Ha hecho daño el porno?

Es una expresión muy común decir que "el porno ha hecho mucho daño".
Esto lo dicen muchas tías cuando él hace cosas "indecentes" por no llamarlas peor como querer correrse en su cara o llamarla puta o yo qué sé qué.


Yo, que debo haber visto demasiado porno para ser mujer o al menos soy de las pocas que lo dice en público sin pasar vergüenza por ello ni sentir la horrible culpa ni el miedo a quemarme en el infierno que tanto les hubiera gustado inculcarme a mis monjas del colegio, creo que lo que ha hecho mucho daño son las películas románticas americanas.


Porque me parece mucho más normal que alguien se corra en mi boca o en mi cara a que quiera
hacerme el amor en una cama llena de pétalos que se me pegan a la piel y me destiñen las sábanas.
Considero más natural decir que estoy muy puta algunos días a comer perdices, que por cierto nunca dicen la receta para cocinarlas. Se hacen al horno o en sartén? El horno a 200 ºC o a 150?

Me emociona más un orgasmo brutal que gastarse 50€ en velas.

Me pone que me follen a 4 patas y no me imagino haciendo el misionero con el sujetador puesto como en la pelis americanas.

Creo que es más erótico oírle gemir cuando noto su leche en mi boca que un "eres la mujer de mi vida" al oído.

Me gusta una polla grande más que una pequeña por mucho amor que haya por medio.

Y prefiero un buen polvo cada día a una cena o un perfume en San Valentín.


Hay quien prefiere lo cursi, le gustan los cuentos de hadas, le gustaría pedir perdices de menú del día y se muere por empalagarse de te quieros.

Yo me quedo con el porno y de cursiladas, lo justito.

jueves, 8 de julio de 2010

Parejas "convencionales"

Situaciones que yo he visto con mis ojitos y escuchado con mis oídos

Amigo 1:

-
Cari, puedo salir hoy que me han llamado mis amigos para quedar?

Amigo 2:

- Yo con mi novia, desde que vivimos juntos, follamos por quincenas. 1 vez cada dos semanas. Como con cartilla de racionamiento. Los lunes no porque ya hemos follado el fin de semana, el martes porque son sus series de la TV, el miércoles porque cena con su hermana y su madre y viene cansada, el jueves porque ya llega el finde y mejor esperamos, el viernes no porque está cansada de la semana y tenemos todo el fin de semana por delante, el sábado si cuadra y el domingo no porque ya hemos follado el sábado.Quitando los sábados que nos da tiempo porque tenemos algún compromiso, una vez por quincena. (Una vida sexual plena que se dice)


Amiga 1:

- X se ha enfadado porque he salido con vosotras así que no me quedo mucho. A las 12 me voy. (Estooo...acabas de llegar y son las 11:00...jajaja, de cenar pídete algo para llevar. O te hubieras ahorrado la gasolina de venir hasta aquí...)


Conocida 1:

- Yo no creo que X quiera follar todas las semanas, estamos en un punto de la relación en el que tenemos otras cosas que son más importantes (ah sí? como qué? decidir si pintamos el salón ocre o beige?)


Conocida 2:

- Yo cuando salgo, mi novio me viene a buscar aunque él no haya salido. Yo le llamo y se levanta y viene porque es que a mí me da miedo irme sola a casa. (No comments)


Don Fidelidad:

- Mi novia y yo nos pedimos permiso cuando queremos salir. Es la mejor manera de que no haya tensiones por ese tema. (Gracias, gracias, gracias que salí de esa jaula a tiempo)


Ex-compañera de trabajo:

- Tengo que preguntar a X si le viene bien que quede con vosotras porque si no estoy en casa, no le puedo hacer la cena (Viva la liberación de la mujer! Él no tiene manos o es que el microondas está configurado con el seguro para niños?)


Conocido 1:

- A mí que mi novia saliera con sus amigas y no me llevara me parecería mal. Sería señal de que va a hacer algo que no quiere que yo vea. (Se cree el ladrón...)


Conocido 2:

- Yo a mi novia le leo los mensajes del móvil y me sé su contraseña del mail. Si no tiene nada que esconder, no debería tener problema en que los mire. (Privacidad, esfera propia, no sé, esos conceptos rarísimos...jajaja)


Yo hay parejas y relaciones que no entenderé nunca. Nunca jamás. Pero ya se sabe que yo soy rara por lo visto.


Y si digo que yo no pediría nunca permiso (tampoco he visto en mi casa que mis padres se lo pidan...), que yo no quiero ser la perfecta ama de casa, que los amigos son para siempre y por tanto hay que conservarlos, que no se me ocurriría nunca leer el móvil de nadie, que paso de que la rutina se instale en mi relación y para eso necesito sexo a menudo y que ser pareja no es ser un pack de 2x1 que hacen todo juntos, me miran con los ojos muy abiertos y me dicen: "Eso no vas a encontrar, menuda pareja vais a ser, no funcionará..." Vale, pues soy rara.

lunes, 5 de julio de 2010

El oso Yogui

-Es guapo, eh?
-Guapo no sé pero tiene mucho morbo.

-Pues mira que a mí me da que tú le gustas. Te mira mucho.

-Jajaja, no caerá esa breva.


Pero sí, le gusto. Porque se acerca. Y me habla. Se pega a mí, busca el roce.


Un par de días después, quedamos de nuevo. Me invita a tomar algo, me invita a su casa.

Entre besos, poso mi mano en su camisa y la noto como almohadillada. El pelo que hay debajo me impide tener un roce directo con la piel, hace un efecto como de aislante térmico-sensorial.


Sube la temperatura. Se quita ropa, se queda en ropa interior. Baja la temperatura. Estoy a 5ºC bajo cero.

Busco desesperadamente un cartel donde ponga "Yellowstone" porque no me he liado con un tío sino con el oso Yogui. No veo el cartel.

Se me debe notar en la cara. Porque me aclara que lleva un tiempo sin depilarse.
Sí, te creo, exactamente, desde el año 213 antes de Cristo. Más o menos. Año arriba, año abajo.


Me concentro. La ropa interior es mona. El contenido promete. Me gustaría poder hablar del tamaño pero cuando se desnuda por completo casi no la veo. Creo que es ese puntito rosa en la mitad de la selva amazónica.

- Me apetece mucho que me lo hagas con la boca -me dice.

A mí también pero es que no sé si la voy a encontrar. Además que vengo cenada, atiborrarme ahora de pelo no sé si me va a sentar bien.

En un esfuerzo sobrehumano, me lanzo a mi excursión por el Amazonas, sin guía ni nada, valiente. Como pelo y de vez en cuando rozo algo que debe ser su polla escondida entre la maleza y los arbustos silvestres.

No puedo dejar de pensar que debe gastar tanto en champú como lo que se ahorra en gel porque para tanto pelo, se enjabonará con champú, digo yo. Pero no, no le huele el cuerpo a Pantene Pro-V (a Fructis de Garnier tampoco).

Cuando acabamos la tortura, me dice:

- Son las 12:15, ya es mi cumple. No se me ocurre mejor regalo que el que me acabas de hacer.

A mí sí....una podadora.

martes, 22 de junio de 2010

Bendito internet (II)

Aquí empezó todo.

Así fue el día que quedé con el cámara de TV.


Hemos quedado en un bar cerca de su casa.
Voy subiendo la calle. Llego tarde pero no ando deprisa porque siempre llego tarde, porque sé que él es tan impuntual como yo y porque estos tacones me matan.

Llevamos así como 4 años sin vernos. Así que voy un poco pensando a ver qué pasa. A veces las cosas del pasado se idealizan, la gente cambia mucho y quizás me he hecho demasiadas ilusiones.

Llego a la puerta, doy las últimas caladas al cigarro y voy a entrar cuando le veo venir.
Y zas!, de repente, en una milésima de segundo algo me recorre el estómago, una bruma me envuelve y tengo la misma sensación que hace 5 años. Estoy allí de pie pero en realidad estoy a la vez en el bar donde le ví la primera vez. Tengo 5 años más pero me vuelvo a sentir como entonces. Viene andando, sigue siendo puro morbo, pura fibra, tiene el pelo más corto pero es el mismo. Y vuelvo a sentirlo, vuelvo a quemarme por dentro, siento un ardor que arrasa mis entrañas, mi tanga y la poca sensatez que me queda.
Me reconoce, me sonríe y ni siquiera podría decir si le sonrío yo a él porque estoy luchando con mi cuerpo para mantener la compostura, convenciéndome a mí misma de no decirle que no quiero tomar nada, que quiero follarle, ya, ahora mismo, que no quiero esperar.
Es un tío muy majo, nos echamos unas risas pero en realidad no tengo demasiado de lo que hablar con él (y mira que yo hablo, eh? jajaja), tenemos pocas cosas en común pero me inspira un morbo incontrolable, me enciende hasta que me quema el cuerpo.
Los pasos que le separan de mí los recorre en unos segundos pero en ese tiempo yo acabo de vivir un carrusel de sensaciones que no creo que se imagine.
Por esa esquinita del cerebro que controla el deseo me han pasado a una velocidad pasmosa pero aún así llenas de intensidad miles de imágenes con él.
Y me ha dado tiempo para fijarme en los pliegues que hace su vaquero al andar y en esa camisa (eso es nuevo porque él era el chico de las camisetas) con las mangas vueltas que marca sin apretar y joderrrr, eso no mejora mi estado de efervescencia en este momento.
- Hey, cuánto tiempo, qué guapa estás!
Sigue teniendo ese acento. Mmm.
Intento decir "tú sí que estás guapo" pero debe ser que mi cerebro no abarca tantas cosas a la vez porque de mi boca no se escapa ni una palabra. Es mi mano la que toma la iniciativa, la que se posa en su cintura y cuando me va a dar dos besos, mi cara, como movida por un resorte, le esquiva y se lanza a su cuello (recuerdo que eso le encantaba tanto como a mí). Lo mordisqueo, lo beso y pegada al lóbulo de su oreja, me salen las palabras, pero no las que quería decir sino otras. - Mi lengua viene hoy juguetona, ten cuidado.
Me mira, sonríe, pero en los ojos tiene ya ese brillo que recuerdo tan bien, ese brillo que siempre precedía a una tempestad.
Sí, entramos a tomar algo, pero dejamos la caña a medias, apenas unos sorbos fríos no consiguen rebajar el calor que tenemos dentro. No sirven para aplacar el ansia de desnudarnos. Se quedan cortos para enfríar el ambiente. No sé si es resto del bar nos mira. Me importa más bien poco mientras siento su lengua adentrarse en mi boca, sus manos rozando mi piel y su voz susurrándome al oído cosas que me ponen la piel de gallina.
Nos vamos porque no tiene sentido esperar más cuando el deseo te puede, cuando engulle lo que te rodea y se zampa tu cordura, una palabra que en ese momento sonaba a vocablo chino sin sentido.
Su casa está cerca pero el trayecto se nos antoja eterno a pesar de recorrerlo casi a zancadas.
Vive en el piso abuhardillado de entonces, tiene el mismo sillón destartalado de indefinible color gris-beige-marrón, sigue teniendo dos cubiteras vacías en el congelador y usando el mismo gel de ducha. El mismo cuerpo, la misma fibra, el mismo acento. Hay cosas que no cambian, permanecen.
Pero ahora lleva camisa, tiene más experiencia, lleva el pelo más corto y ha perdido timidez.

Lo demás fue revivir lo de siempre con la experiencia de ahora. Mejorar, en una palabra.
Me faltan palabras para describir esa especie de fuego que nos quema cuando estamos desnudos, el ardor de los besos que abrasan, las embestidas de la pasión.
Pero si al principio me acechaba el miedo a empeorar su recuerdo repitiendo después de tanto tiempo, ahora he de decir que las segundas partes no sólo pueden ser buenas sino que a veces son mejores incluso.

sábado, 19 de junio de 2010

La Feria del Libro

Todos los años intento ir a la Feria del Libro.

Este año, aprovechando que podíamos ir juntos, fuí con mis padres.

Me paro en una caseta (en casi todas para ser exactos...pero en ésta me pasa algo especial) en la que un amable dependiente de unos 35 que fija su vista en mi escote hasta que creo que me las va a desgastar con la mirada, me aconseja en un burdo intento de ligar conmigo o algo así.

Cojo un libro. El dependiente me cuenta el argumento y el final. Vale, gracias, ya no me hace falta comprarlo.
Cojo otro. Lo elogia como "una de las mejores obras de la generación beat" y me intenta convencer de que si no lo he leído no podré sobrevivir más o menos.
Cojo otro. "Ése no te pega". Jajaja, ¿y qué me pega?-pienso yo.

No me da tiempo a formular la pregunta porque se acerca corriendo con otro libro que me tiende y me dice: "Éste te pega...estoy seguro de que es el libro que estás buscando, te va a encantar".
Leo el título...."Lujuria" y no sé qué más pero un título bastante "lujurioso".
Vale, confirmado, tengo cara de putilla, me lo notan hasta en la Feria del Libro.

Mi padre, que estaba en el mismo puesto sin que ningún solícito dependiente le ofreciera sus consejos, me mira, lee el título y dice en alto: "Hija, con ese escote, qué libro quieres que te recomiende?". Mi dependiente se enrojece hasta parecer un chupachups de fresa, yo no puedo evitar soltar una carcajada y mi padre sigue andando al siguiente puesto tan tranquilo.
Jajaja. Pues tampoco llevo tanto escote...eh?

lunes, 14 de junio de 2010

El recibidor

- Hola. Soy yo. Sales hoy tarde del curro?
- No, no creo.

- Qué te parece si esta tarde te espero en casa cuando llegues del trabajo?

- Mmm, me apetece. Ya sabes dónde está la llave. Llegaré sobre las 8.

- Vale, yo estaré esperándote.

- Me preparo para lo peor?

- Noo, prepárate para lo mejor. Jeje.


Salgo del trabajo. Me voy a su casa. Abro con la llave de repuesto que está escondida donde siempre. Entro, dejo el bolso en el sofá y me empiezo a desnudar. Me quito la falda, los tacones, la camisa, el sujetador, me quito el tanga que ya está húmedo de pensar en lo que va a pasar después.

Me meto en la ducha. Dejo el agua correr sobre mi cuerpo, me enjabono, me acaricio entre las piernas, reprimo las ganas porque quiero guardarlas para cuando él llegue. Salgo, me seco y espero pacientemente.


Suena el telefonillo. Esa es su señal. Está subiendo.

Me preparo.


Cuando abre la puerta, lo primero que ve es mi grupa, mis nalgas, estoy a 4 patas en su recibidor, esperándole. Las rodillas separadas, las piernas abiertas, la espalda un poco inclinada hacia abajo para que mi culo sobresalga.


Ni siquiera he girado la cabeza pero sé que se le ha puesto dura al instante. Ya vendría en el coche medio cachondo pensando en cómo le estaría esperando pero ahora se le ha puesto definitivamente como una piedra, seguro.


Oigo un resoplido de placer a la vez que la puerta se cierra tras de él. Deja el portátil en el suelo, se afloja la corbata y se deja caer de rodillas detrás de mí, me agarra las nalgas con sus manos, me da un azote suave..."Qué cabrona eres, tía, siempre consigues ponerme a mil".


Giro un poco la cabeza, qué guapo está con traje, me echa una sonrisita que me encanta y noto sus dedos entrando en mí. Tampoco le cuesta demasiado, estoy muy mojada.

Inclino mi cabeza, apoyo la frente sobre el suelo, le ofrezco mi coño, mi culo, para él. Separo un poco más las piernas, supuro lujuria entre ellas y él introduce dos dedos, los mueve. Yo gimo, él sigue, jadeo, roza constantemente el punto g, grito, lo hace más deprisa, me corro, no puedo más.

Tengo la frente en el suelo, me tiembla el cuerpo y oigo cómo se levanta, oigo la cremallera de su pantalón. Me giro. Uff!


La escena me vuelve a poner al borde del orgasmo. Lleva el traje, la corbata aflojada, la cremallera abierta y su polla aún no está fuera pero el bulto del pantalón es la tierra prometida del deseo. Se acaricia por encima de la ropa. Pero lo que me pierde es esa mirada. Esa media sonrisa que me promete lo imposible si me porto bien. O mal, según se mire.

Me giro, me acerco a 4 patas, despacio, zalamera, balanceando el culo, me paro delante de él y no hago nada, sólo abro la boca my despacio, como a cámara lenta. Que sepa qué quiero, que sepa que le estoy esperando.


La saca. El adjetivo enorme se queda pequeño. El adjetivo dura queda blando. No hay palabras. Sólo su mano, sujetándola y dirigiéndola a mí...Saco la lengua y lamo suave, casi sin rozar, sólo paladeando el líquido preseminal. Me deleito en la lentitud de mis movimientos. Le pongo nervioso. "No me hagas esto, tía, no me tortures más". No se lo merece así que la ensalivo y me la meto entera...la chupo, la succiono, le hago una mamada como si en ello me fuera la vida. Se acerca a mí, me hace inclinar mi espalda sobre la pared y me folla la boca, deprisa, jadeando, metiéndola hasta que no puedo respirar y sacándola después casi entera para que pueda jugar con su capullo. Empieza un ritmo infernal, desaforado y casi sin respiración avisa de que se va a correr. Me llena, los chorros aterrizan directamente en mi garganta. Me encanta. Tanto como a él que se sujeta en la pared e intenta controlar el temblor de sus rodillas para mantenerse en pie.


Me levanto del suelo, me quedo apoyada en la pared, le miro y veo otra sonrisa, la del placer, la que se le pone cuando ha disfrutado. Apoya sus manos en la pared de nuevo, a ambos lados de mi cabeza y me besa. Con tanta pasión que me mojo de nuevo, me tiene entregada. Me besa el cuello, baja y endurece mis pezones, me llena el abdomen de besos y luego llega a mis ingles, a mi pubis, a mi clítoris. Lo chupa y sus dedos se pierden, me come y sus dedos se mueven, me hace gritar y me arranca otro orgasmo. Ahora soy yo la que casi no se sostiene pero él me da un punto de apoyo, me sube la pierna, la sujeta en el aire y me embiste. Está durísimo otra vez. Su polla entra en un ángulo que me enloquece. Me folla así el tiempo que tardo en llegar de nuevo al orgasmo y cuando le miro fijamente, abro los ojos mucho y me corro para él, se corre de nuevo, aumenta la profundidad de sus embestidas y se corre.


Recuperamos el aliento, nos miramos y me dice "y la noche no ha hecho más que empezar, que te tengo muchas ganas hoy". Si esto no ha sido más que el comienzo, porque de hecho aún no nos hemos movido del recibidor, no me quiero imaginar el tour por el salón y la habitación. Ya ni hablemos de si visitamos el baño o la cocina....