lunes, 5 de enero de 2009

Tiempo robado

Me gusta cuando te vas pero tu olor se queda en mi piel.

Tu aroma sigue sobre mi cuerpo.
Ya no estás pero te siento aquí.
Sigo respirándote.

Tu olor despierta mis recuerdos.
Me dedicas las horas que robas.
Siempre mirando el reloj.
Pero me arrancas orgasmos que me hacen olvidarme de que no te puedo tener siempre que quiera. Me provocas, sabes lo que me gusta, sabes cómo conseguir que te desee.

Y te vas. Siempre demasiado pronto. Siempre dejándome con ganas de más.

Pero tu olor se me ha quedado impregnado, mi sexo sigue húmedo buscándote donde ya no estás, mis manos añoran rodear tu polla y tu sabor aún no ha desaparecido de mi boca.

En mis oídos aún resuenan tus gemidos. Tu voz pidiendo más. Lo que me dices haciendo que mi excitación suba por momentos.

Sin embargo, si hay algo que no puedo olvidar es tu lengua. Y cómo te gusta que coja tu cabeza y la apriete entre mis piernas deseando que el orgasmo se alargue, que la sensación que me recorre no acabe.

Ni tu sabor. Cuando me inundas la boca con él o las tetas para acabar lamiéndolo juntos, ambas lenguas sobre mi pezón, entrelazándose, compartiendo tu sabor. Ese sabor dulzón tan propio de ti. Tan especial, tan único.

Pero el reloj avanza. El tiempo acaba. Y siempre me quedo con ganas de más.

5 comentarios:

  1. Yo siempre trataría de robarle un cachito de tiempo a mi reloj para estar unos minutos contigo.

    Un beso preciosa

    ResponderEliminar
  2. Gracias por estas líneas con la que nos deleitas. No sabes como uno puede excitarse entrando en tu mente.

    Muchos besos
    Reijkiavik

    ResponderEliminar
  3. Seguro que él después, en el trabajo, o allá donde vaya también recuerda tu olor, tu humedad, tu calor... y acaba caliente y con ganas de más

    ResponderEliminar
  4. No, si no dudo que él también tenga ganas de más.

    Pero no puede.

    Y yo me quedo con las ganas.

    ResponderEliminar

Susurra lo que te apetezca...