Sabes qué me encanta?
Cuando la tienes durísima. Y lo sé. Sé que está luchando dentro del pantalón por salir, por coger aire, por hundirse dentro de mí y por sentir mi saliva recorriendo sus recovecos.
Pero me hago esperar. Me gusta ver cómo cada vez tu mirada se torna más impaciente, más llameante, con más brillo.
Y me observas, ansioso. Me acerco y te digo: "lo bueno se hace esperar".
Cuando por fin abro el pantalón, me gusta encontrarme con ella dura. Muy dura. A punto de reventar. Rodearla con mi mano y sentir su dureza.
Me gusta los pequeños saltitos que pega cuando nota el contacto con mi lengua.
Pero sobre todo, me gusta verla. Mirando hacia arriba, apuntado al techo, erguida.
Y me encanta cuando está tan dura que pongo un par de dedos sobre ella y aunque intento que forme otro ángulo, en cuanto dejo de hacer presión, sube de nuevo como impulsada por un muelle. El muelle de la excitación.
Y de tu capullo asoma el rocío que es la antepuerta del orgasmo, el equivalente a mi humedad. Esas gotas que me pierde lamer con la lengua fuera mirándote fijamente.
Subo la cabeza, te miro y te veo febril, no abres la boca pero tu mirada suplica a gritos que quieres mi boca, que necesitas darme toda esa leche, que tu excitación no aguanta más sin descargarse dentro de mí. Y esa mirada provoca tal humedad en mí que no puedo resistirme, me lanzo a tu polla, la meto en mi boca. Y noto cómo crece lo poco más que puede crecer ya. Y no paro, no hasta que tus gemidos se vuelven gritos, hasta que mi boca está llena de tu sabor, hasta que tu cuerpo cae rendido al placer.
despues de esto es genial comprobar tu humedad... con los dedos, con la lengua... ^^
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