miércoles, 21 de enero de 2009

Karlsplatz

Aquel fin de semana en Munich. Tú y yo.

Uno de los más fríos que se recuerda por aquellos lares. Ola de frío siberiana. Un viento que no se podía ni andar.

Y yo, que odio el frío, lo recuerdo como un fin de semana bastante caliente.

Poca ropa, mucho sexo y muchas risas.


Pero el colofón fue el sábado por la noche. Tenía una sorpresa preparada. Una sorpresa que llevaba diciéndote que iba a hacerte mucho tiempo. Para ir preparando el ambiente. Para que tuvieras aún más ganas.

Lo mejor fue que te dije que no había podido prepararla y que se posponía. Para que no te imaginaras nada.

Nos preparamos para ir a cenar. Tú, sin tener ni idea de lo que te esperaba.

Cenamos. Luego fuímos a tomar una copa. Cuando nos íbamos del bar, te digo que voy al servicio.
Me quito la falda, la camiseta y el jersey. Lo meto todo en mi bolso que llevaba para la ocasión.
Salimos a la calle. Llevaba un abrigo, la bufanda, la ropa interior y unas medias, no pantys sino medias.
Pero tú aún no lo sabías.

En pleno centro de Munich, en Karlsplatz, me meto en un recoveco y te beso. Voy abriendo mi abrigo. Lo abro y te digo: "mira".

Tu mirada lo dijo todo. Resoplaste, me miraste y en ese mismo momento, se te puso como una piedra. Mmmm.

Hasta el metro quedaban menos de 10 minutos. Tardamos en hacer el recorrido así como unos 30. En cada portal, en cada escaparate, en cada recoveco, aprovechabas para acariciarme, para lamer mis pezones endurecidos, para tocarme. Éramos como dos imanes que se atraen sin remedio.

Tu polla a través del pantalón estaba a punto de reventar. Dios, cómo me ponía eso!.

Pasaba constantemente gente cerca. Pero iban a su bola. No podían imaginarse que cada vez que yo abría mi abrigo o lo levantaba al andar por detrás, tu polla daba un respingo.

Hacía mucho frío pero nosotros teníamos mucho calor. Queríamos llegar al hotel y dar rienda suelta al deseo contenido.

No olvidaré esa mirada. Tu mirada brillante, excitada, sugerente.

Sólo espero que en el ascensor del hotel no hubiera cámaras. Aunque en ese momento poco nos hubiera importado. Pero sólo fue el precalentamiento. Aunque ya estuviéramos suficientemente calientes.

Ya en la habitación, había un cristal que separaba el el baño de la habitación. Un cristal transparente. Y una cortina que podí abrirse o cerrarse. La abrí. Me empecé a desnudar para ti. Muy despacio. Muy provocadora. Tú en la cama, mirando. Acariciándote.

Yo detrás del cristal me sentía como en un espectáculo, donde tú podías ver pero no tocar. Y precisamente eso era lo que te ponía tanto.
Desabroché mi sujetador y dejé que salieran, los pezones estaban muy duros. Erguidos. Preparados para estremecerse con tu lengua.
Luego me fuí quitando las medias. Poco a poco. Mirándote fijmente. Mordiéndome el labio en ese gesto tan mío cuando estoy cachonda.
Luego fuí bajando el tanga, de espaldas a ti, despacio, haciéndote esperar.

Y me quedé allí, con un pierna sobre el borde de la bañera, para que vieras cómo me acariciaba.

Tú te quitabas constantemente ese mechón de la cara, tu polla estaba enorme. Creo que nunca ha estado así de dura, como aquel día.
No quise hacerte esperar más. Yo también lo estaba deseando. Así que salí, me acerqué a la cama. Tú seguías tumbado. Me senté sobre ti, me clavé tu polla entera. Hasta el fondo. Fue pasmoso con qué facilidad entró.
Estaba tan dura!!.
No tuve que moverme demasiado para correrme. No una sino varias veces.

Gemías, jadeabas, me mirabas de esa manera que sabías que me vuelve loca..

Y me encantó, cuando dijiste que te ibas a correr. En la postura en la que habías dicho siempre que no serías capaz de correrte. Y gemías, tu polla crecía, el capullo se hinchaba, estabas a punto. Y lo noté, cómo te corrías. Y no pude evitar correrme a la vez que te veía disfrutar.

Ese fue el principio de la noche. Luego hubo mucho más.

2 comentarios:

  1. Con sorpresas como esas, imagino la cara de felicidad de la otra persona. Si es que siendo así, puedes conseguir el mejor orgasmo. MENUDA SORPRESA!!! Habrá que ir esa plaza de Munich para ver si me pasa lo mismo, jeje.

    Besos y bajando
    Siempre quedará Reigkiavik

    ResponderEliminar
  2. Si vas solo, no creo que te pase, jajaja.

    ResponderEliminar

Susurra lo que te apetezca...