domingo, 25 de enero de 2009

Guerra de almohadas

Me acabo de lavar los dientes.

Voy de camino a la cama.

Entro en la habitación. Y me pillas desprevenida. No me lo esperaba.

Me das con la almohada. Y me tiras sobre la cama.

Ha empezado la guerra de almohadas.

Cojo rápidamente la otra almohada. Intento atacar pero ya me has dado otra vez.

Consigo ponerme de pie. Esquivo tu golpe y consigo darte. Te balanceas, pierdes el equilibrio pero no llegas a caerte.

Intento darte otra vez pero no lo suficientemente fuerte así que atacas de nuevo.

Inclino mi cintura hacia los lados cuando los golpes van a la cabeza. Esquivo algunos golpes.

No sé cuánto llevamos así pero llega un momento en que me entra tal ataque de risa que soy incapaz de defenderme. Así que caigo sobre la cama, con lagrimones de risa rodándome por la cara. Y aprovechas mi indefensión. Comienzas con la tortura. La guerra de cosquillas.

No puedo defenderme, estoy indefensa, las carcajadas resuenan por toda la casa.

Cuando atacas mis pies, creo que no puedo reír más. Intento zafarme pero es imposible, la risa no me deja fuerzas para moverme.

Me va a dar algo!. No puedo reírme más.

La adrenalina se siente en el ambiente.

Cuando creo que nunca vas a parar hasta que muera de risa, suplicando que pares...paras. Te acercas, cariñoso, y me das un beso. Empieza como un beso inocente. Pero va subiendo de tono. Y acabas en mi cuello, besándolo, con pequeños mordiscos que me hacen gemir. Siento la humedad resbalando por mis muslos.

-Me encanta cuando te ríes así.- dices - Y me pones, da igual lo que hagamos, me pones. Mira.

Y cogiendo mi mano la llevas a tu polla. Está creciendo.

- Como has ganado la guerra de almohadas, puedes elegir cómo quieres follarme.- te digo picarona.

Aunque ya sé qué vas a elegir. Así que me voy poniendo a 4 patas. Separo mis nalgas con las manos, te proporciono una preciosa vista de toda la zona. Ves mi coño mojado. Mis ganas de ti. Y no tardas mucho en follarme, en metérmela. No puedo evitar que se me escape un gemido. Me coges de las caderas. La sacas casi entera. Vuelves a meterla entera. Creo que me voy a volver loca. Sigues así hasta que nos corremos.

Ahora seguro que duermo mucho mejor.

5 comentarios:

  1. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, jajaja. No sabes la sonrisa enorme que me ha provocado tu relato. Adoro las guerras de almohadas... Y sobretodo el momento "pacificación" posterior ;P

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de provocarte sonrisas. Que tengas pronto una guerra de almohadas.

    ResponderEliminar
  3. que bueno... es una genial mezcla de juego pueril con sexo desatado. MUY BIEN!!!!

    ResponderEliminar
  4. Guerras de almohadas. Y de agua en verano, lavando el coche,q tal?

    ResponderEliminar
  5. CNLS, es que yo como no lavo casi nunca el coche...jajaja!!

    ResponderEliminar

Susurra lo que te apetezca...