domingo, 4 de enero de 2009

Grabado a fuego

Era por la mañana. Aunque no lleváramos durmiendo más de 2 horas.

Por la ventana entreabierta del hotel se oía el tráfico. La ciudad despertaba, la gente iba con prisa al trabajo. Era lunes. Pero para nosotros, sólo existía lo que había dentro de esas paredes. Al menos en ese momento.

Yo dormía profundamente. Me despertaste, yo ni siquiera era consciente de la hora. Mi mente intentaba adivinarla en función del ruido del tráfico. Ni siquiera podía abrir los ojos.
Pero tu voz consiguió sacarme del duermevela cuando me susurraste: "Mira cómo estoy!". Estaba dura. Muy dura.
No te veía pero podía imaginar tu mirada, tus ganas, tu excitación reflejada en los ojos. Y te noté entrar, poco a poco, como si quisieras que sintiera cada centímetro de recorrido.

No hubiera sido más que un polvo más. Placentero. Pero sin nada especial para recordarlo. Hasta ese momento.

Entonces, entró del todo. Tu capullo hizo presión en el punto justo que me hace estremecerme de placer. Era tal la dureza que un escalofrío me recorrió el cuerpo. Sentía la presión, oía tu respiración entrecortada.

Quizá porque tenía los ojos cerrados, quizá porque no había luz, quizá porque aún seguía sensible de la noche anterior, quizá porque en mi imaginación veía con claridad tu gesto de placer, quizá porque lo deseaba, quizá porque consigues excitarme tanto, quizá por lo dura que estaba...lo único que sé es que ese segundo, ese instante se me han quedado grabados de tal manera que al recordarlos, no puedo evitar mojarme y que mis manos bajen ansiosas buscando esa humedad y dar rienda suelta al placer. Hubo momentos mejores, hubo momentos en que la locura del placer me hacía casi perder la razón pero no son ésos sino aquel instante por la mañana el que mi mente recuerda con más claridad.

No podría explicar por qué. Pero es así. Y al recordarlo me estremezco, no puedo evitar mojarme y que mis manos bajen ansiosas...

4 comentarios:

  1. Hay momentos especiales que no tienen una explicación concreta, y cuyo recuerdo nos inunda, un recuerdo tan real que casi podemos palparlo y tocarlo y es entonces cuando nos sentimos estremecer y nos buscamos a nosotros mismos, buscando a la otra persona...... hasta que la encontramos.
    Un abrazo

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  2. A eso se le llama 'un gran despertar' :D

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  3. Pues sí, fue un gran despertar.

    Ainsss, lo que daría por otro así.

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