miércoles, 7 de enero de 2009

Don Fidelidad

Ayer me llamó mi ex, Don Fidelidad. O bueno, Don Fidelidad siempre que sea ella la que sea fiel que para mí se aplican otros principios. Jajaja. Pero bueno, ya no duele.

Nos tomamos algo. Para todos pasa el tiempo. Que no perdona.
Pero mientras tomábamos algo, le miraba y era incapaz de reconocer en él a aquel rubio de rizos y ojos azules al que ví en un bar y pensé: "tiene que ser mío". No sé, no queda nada de aquel estilo de camisetas de manga larga que se pegaban al pecho sin ajustarse y que me impedían concentrarme en lo que me contaba. Aquella camiseta roja que siempre me hacía terminar pidiéndole que me follara, donde fuera pero ya. Ni nada de aquellas piernas duras conseguidas en años de partidos de fútbol 3 o 4 días a la semana. De las eternas gafas de sol en cuanto había demasiada luz.

No sé, parece otro. Que si el curro, que si la novia a la que nunca menciona por su nombre como si yo me ofendiera porque él tenga nueva novia 4 años después de dejarlo conmigo, que si su nuevo piso, que si su hipoteca, que si la crisis. Uff, se puede ser más predecible?.

Qué fue de aquel rubio que parecía guiri y su obsesión por ser diferente, por no ser convencional?. Nunca pensé que hubiera sido un error dejarlo, no hubiera funcionado seguir juntos pero allí, de repente, ví cómo hubiera sido mi vida si hubiera seguido con él y sentí una liberación total. Supe que fue lo mejor para los dos.

Así que me quedo con el recuerdo de aquellos 4 años. Con él descubrí miles de rincones de Madrid, me aficioné a Sabina, fuímos felices en miles de hoteles y hostales cutres porque lo único que importaba era estar juntos, robar minutos al tiempo. Conocimos Praga juntos, disfrutamos San Sebastián, nos enamoramos de Granada. Cenamos aquellos maravillosos crèpes en París. Nos reímos hasta tener agujetas y lagrimones rodando por las mejillas. Teníamos tantas bromas comunes que aún hoy me río al recordarlas. Disfrutamos del amor hasta que se nos acabó.

Y tuvimos muy buen sexo. Muy bueno. En la piscina aquélla que nos colamos. En la tienda de campaña en aquellas vacaciones en pleno Agosto y a 35 grados que no sé ni cómo aguantábamos. En el parking al lado de la Audiencia Nacional. En el garaje de mi casa. En aquel bar que cada vez que entro me recuerda a ti. En callejones. En portales. En tu casa o en la mía. En mi Universidad en el día menos productivo de biblioteca de la historia. En la parada del autobús a plena luz del día. En el parque en aquel banco alejado de la farola. En la playa oyendo el mar de fondo amortiguado por nuestros gemidos. En el coche. En aquel autobús que nos trajo de Granada. En la muralla de Toledo. En aquel barrio de Barcelona cuando nos perdimos. Y en mil sitios más. Mmmm.

Me acuerdo cómo nos deseábamos hasta no poder contenernos, de cómo una mirada o un escote o una palabra conseguía excitarte. Y tus sabios dedos siempre encontraban el camino al placer. Y tu polla se ponía dura con una facilidad alarmante. Tus orgasmos eran abundantes, te encantaba que la boca me rebosara de ellos. Recuerdo aquel fuego interior que no nos dejaba saciarnos del otro. Tus músculos y tu cuerpo fibroso en tensión, brillante por el sudor mientras me embestías a una velocidad vertiginosa hasta llenarme de ti. Tu mano tapando mi boca para que no gritara de placer cuando los torrentes de humedad que me provocabas resbalaban por mi coño. Lo que te ponía que fuera tu putita o tu alumna. Aquellos inmensos ojos azules mirándome con pasión desenfrenada mientras me la clavabas. Cómo intentábamos dormir abrazados pero no podíamos, porque tu polla despertaba haciendo que las horas pasaran sin que el sexo nos diera tregua para conciliar el sueño. Mmmm.

Eso no fue todo, pero sí la parte que quiero recordar. Con eso me quedo. Sólo con lo bueno.

Y me alegro de que seas feliz, a tu manera. Y yo a la mía.

Ahora eso sí, cuando nos levantamos para irnos, hay una cosa que sigue teniendo igual. Eso no ha cambiado. Un culito perfecto marcándose en el pantalón. Me entran ganas de mordérselo de lo apetecible que es. Al menos, me consuela saber que hay cosas que no cambian. Jeje.

6 comentarios:

  1. mmmmm.... muy interesante tu blog.

    No esperaba menos de ti!

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  2. No sabía que te gustaba Sabina, ya he descubierto que tenemos otra cosa en común.

    Un beso preciosa

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  3. Arnand, me halaga saber que cumplo tus expectativas.
    Gracias

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  4. Pues sí, me gusta poca música pero sin duda, Sabina es mi favorito.
    Una de las cosas buenas que me llevé de Don Fidelidad.

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  5. Eso está fenomenal, el quedar los recuerdos buenos de una persona después de 4 años. Sin duda, una chica muy inteligente

    Besos y bajando

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  6. Al final es grato quedarse con buenos recuerdos.

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