lunes, 31 de mayo de 2010

Bendito internet

Era cámara de TV.
Aunque su pasión en realidad era la música.
Pero a mí lo que más me gustaba de él era su cuerpo y ese acento malagueño que no había perdido después de muchos años en Madrid pero que sonaba como amortiguado, suavizado, como un ligero deje al final de las palabras.

Era uno de éstos "amigo de conocido de amigo de..." que conocí por casualidad.
Fue mirarle y sentir una especie de perversión, un escalofrío de obscenidad. Me sentí invadida por una necesidad inapelable de tenerle desnudo, cachondo, con esa cara y esas mandíbulas afiladas contraídas y asediadas por el mismo morbo que sentía yo en ese instante.

No recuerdo los pormenores de cómo llegamos a su portal. Sí recuerdo el trayecto hasta el 3º piso. Besos profundos, caricias desvergonzadas, gemidos aplacados por más besos y un sinfín de escaleras en las que más de una vez estuvimos a punto de tropezar. Todo acompañado de una sensación que expugnaba las murallas de mi decencia porque me sentía cerda, excitada hasta tal punto que lo único que quería era ser la musa de sus fantasías más ocultas, quería dejarme llevar por mis más sucios instintos.

El piso era abuhardillado y la cama era baja, estaba casi en el suelo.
Nos faltó tiempo para comernos enteros, desnudarnos por partes y tener una sesión de sexo de las que no se olvida.
Casi no gemía ni decía nada pero no hacía falta porque sus ojos echaban fuego, sus pupilas se clavaban en mí y se dilataban cuando se excitaba. Y al correrse, emitía una especie de ruido ronco que me humedecía hasta límites insospechados.
La visión de su pecho desnudo, esos músculos dibujados, esculpidos sobre su piel, rígidos cuando sus caderas se movían acompasadas sobre mí me atenaza la mente cuando lo recuerdo.

Nuestra relación consistía en eso, en puro sexo. En tomar una copa, recluirnos en la habitación abuhardillada y dar rienda suelta a instintos que eran más fuertes que nosotros.

En algún momento, no sé bien cómo ni por qué nos perdimos la pista o dejamos de llamarnos o perdimos interés. No sabría decir qué pasó.
Y en un cambio de móvil, perdí su teléfono en el universo de las tarjetas sim y el limbo de los contactos.

Esta semana, (oh, maravilla de internet) recibo un mail suyo. Dice que si me acuerdo de él.
¿Cómo me voy a olvidar de ese torso, de esa mirada que cautivaba mis sentidos y me enardecía, de ese gemido ronco o esa embestidas profundas, de cómo sujetaba la base de su polla y sus huevos cuando iba a correrse en mi boca? Imposible.
Me propone ir a tomar algo. Lo que en nuestro argot significa acabar en la habitación abuhardillada y que al cerrar la puerta me diga con ese deje que aún le queda en la forma de hablar "tengo que quitarme los pantalones que ya me aprietan...". Y volver a sentir ese emputecimiento que me invade cuando él está cerca con ese porte entre orgulloso y soberbio porque sabe que su torso derrite icebergs. Y que me bombee con su polla como si el resto del mundo no existiera y que me bese mientras sus manos se pierden y me humedezco y gimo.
Mmm, creo que me apetece demasiado.

11 comentarios:

  1. Benditas las redes que nos enredan... y nos vuelven a enredar... donde lo mejor es dejarse liar, por esa maraña de sensaciones.
    Genial !!

    ResponderEliminar
  2. emputecimiento ... me apunto el "palabro" ;)

    :*

    ResponderEliminar
  3. Pues si tiene aire acondicionado... a darse el gusto.

    Besos amueblados

    ResponderEliminar
  4. Coñe, me apetece hasta a mí jejeje

    ResponderEliminar
  5. Se me ocurrren planes muuuuuuuuuuucho peores. Así que a disfrutar...
    un beso

    ResponderEliminar
  6. insaciable!!! y más que un defecto es una virtud. Besos

    ResponderEliminar
  7. Jajajaja he pensado lo mismo que la niña mala, pero clavadito eh!. Pero contigo se entiende, no con el. Un saludo!

    ResponderEliminar
  8. Qué suerte recuperarlo. Me gusta esa sensación salvaje que transmites.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Me encanta. A ver si nos cuentas como fue. :P

    ResponderEliminar
  10. La brisa de la noche...
    Eso tenía pensado

    Lydia...
    En algunas redes es un gusto dejarse enredar.

    Beige...
    Búscalo en el diccionario de la RAE porque no es "palabro".

    Hyku...
    Aunque viviera en un sótano sin ventilación...merecerá la pena.

    La niña mala...
    Eso me pasa a mí cuando leo algunas historias de tu blog. Tendremos que intercambiar agendas. Jaja.

    Carlos...
    Este plan promete.

    El octavo pasajero...
    Ser insaciable es virtud. Yo creo que sí.

    Tom...
    Me da que me parezco poco a Cathy, eh?

    Ali...
    La sensación salvaje me la transmite él a mí.

    Doctor Love...
    Sacaré tiempo para escribir la segunda parte porque fue mejor de lo que me esperaba.

    ResponderEliminar

Susurra lo que te apetezca...