jueves, 11 de febrero de 2010

En plena Castellana

Íbamos de un bar al siguiente.

Llevábamos horas hablando, de todo y de nada.
El tiempo pasaba como si las horas tuvieran de repente 60 segundos.

Había un pacto tácito, un acuerdo para guardar las formas. Pero no te apetecía hacer caso a las reglas.

Cruzábamos la Castellana, estábamos en mitad de la calzada. Y de repente, entre el ruido de los coches, te oigo decir "sabes qué me apetece?".
Y antes de que me de tiempo a contestar, coges mi cara entre tus manos, me besas con una pasión que no había imaginado aún en ti. Quien cruzaba a nuestro lado nos esquivaba mientras nosotros nos besábamos ajenos al tráfico. El semáforo a punto de ponerse en verde para los coches, los conductores atónitos ante el espectáculo y nosotros absortos, en una burbuja, en una especie de agujero negro que absorbía los ruidos, el bullicio alrededor, la gente, dejándonos sólo con nosotros mismos. Tus labios jugando a buscarse con los míos, tu mano agarrando mi cintura y presionándome contra ti.
Cuando quedaban segundos para que se pusiera en verde el semáforo, nos separamos y corrimos hacia la acera. Me sentía como una pluma. Mi boca tenía aún tu sabor y en el estómago se me anudó el gusano de la felicidad.

La noche no había hecho más que empezar. Porque ese fue el pistoletazo de salida.

Acabamos besándonos con verdadera pasión apoyados en tu coche mientras los basureros al filo de la mañana limpiaban las calles y sonreían con malsana envidia y tu polla se clavaba tanto en mí a través de la ropa que creí que sería capaz de horadar un nuevo orificio en mi cuerpo. Descubrí que el deseo contenido se torna en un deseo mayor cuando esperas para desatarlo.

También descubrí contigo en el ámbito más mundano pero no por ello menos importante, que un orgasmo tuyo no era un fin sino una continuación a juzgar por lo dura que seguía tu polla tras llenarme de placer.

No sólo consiguió arrancarme sonrisas y carcajadas sino también gritos de placer y orgasmos sin comparación. Se ganó un apodo bien merecido y un sitio muy especial entre aquellos que compartieron alguna vez un desayuno conmigo.

Casi todo se acaba en la vida. Esta historia también acabó, quedó una gran amistad y él encontró en otra lo que yo no le pude dar.

Pero los recuerdos siempre permanecen. Y éste en concreto, aquella noche en la Castellana que fue el principio de unos meses llenos de alegrías, de aeropuertos, de viajes relámpagos, de playas nudistas, de bares "recién inaugurados", de mejillones al vapor, de descapotables incómodos y de sorpresas, permanece aún muy vivo.

12 comentarios:

  1. ¡¡que ricos los mejillones al vapor!! :) Besos

    ResponderEliminar
  2. Que razón tienes, 'los recuerdos siempre permanecen'. Me envolvió tu historia...

    Besos!

    ResponderEliminar
  3. Los recuerdos suelen ser miserables. Me ha recordado una situación similar que viví, pero con Las Ramblas de fondo. Todo acaba, pero hay tíos que no se deben escapar. Una pena que no funcionara lo vuestro. Bxs

    ResponderEliminar
  4. Que gran historia Susurritos.....Como tu dices, son momentos que nunca se olvidarán. Y que mejor sitio que en el paseo de la Castellana......Por cierto, no se porque me da a mi que es reciproco el sentimiento.....
    Besos de esos que se dan por el cuello y van bajando......

    ResponderEliminar
  5. Carpe Diem hermana, Carpe Diem... y después carpetazo !!!

    besos

    ResponderEliminar
  6. me has recordado algo parecido que acabó el un columpio del parque...

    un día de estos lo cuento

    besos

    ResponderEliminar
  7. Pues la verdad...por lo menos recuerdas lo bueno sobre todo...chica, que te quten lo bailaoooo!!!!
    besos

    ResponderEliminar
  8. Salvo cuando esquivo en moto esos carriles de la misma ciudad, sólo me tocan los atascos. Aunque casi mejor, porque ante esa escena uno no sabría si aplaudir o preguntar si se puede sumar a la fiesta...

    Besos cruzando

    ResponderEliminar
  9. llegará un día que solo viveremos de recuerdos. De ahí intentar acumularlos y disfrutar de ellos cuando queramos...

    Besos.

    ResponderEliminar
  10. El octavo pasajero...
    A qué sí? Me encantan!

    Jauroles...
    No sólo conservo el recuerdo, he ganado un buen amigo.

    Gothic...
    No podía funcionar. Pero estuvo fenomenal mientras duró.

    Callaway...
    Lo dicho: me queda el recuerdo, unos meses maravillosos y conservo un buen amigo.

    Yardan...
    Algunos no merecen carpetazo.

    La brisa de la noche...
    No hubo en esa relación casi nada malo.

    Hyku...
    Jajaja. No sabía de tu gusto por los tríos.

    Martín...
    Yo espero vivir siempre de mi presente y de vez en cuando deleitarme en mi pasado.

    ResponderEliminar
  11. Que bueno recuerdos...
    Siempre es agradable recordarlos...

    Besos guapa

    ResponderEliminar
  12. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar

Susurra lo que te apetezca...