miércoles, 18 de febrero de 2009

Relajándome

Llego del trabajo, cansada, estresada, quemada.

Abro el grifo de agua caliente, voy llenando la bañera, echo sales de baño y un poco de gel para que haga espuma. Me encanta la espuma.

Mientras se va llenando la bañera, me deshago de los tacones, me quito la chaqueta, dejo caer la falda, desabrocho poco a poco mi camisa, me recreo al hacerlo como si me desnudara alguien, la ropa va cayendo poco a poco, me quito con cuidado las medias, la ropa interior se desliza de mi cuerpo con suavidad. Oigo el agua caer, eso me relaja mucho.

Voy al baño, está lleno de vapor, huele al aroma de las sales de baño. Meto una pierna, noto el contacto del agua caliente, inmediatamente siento que me voy relajando más y más. Me tumbo. Cierro los ojos y por un momento juraría que estoy en el paraíso. La cabeza sobre la almohada de ésas para la bañera (qué invento!!). Abro los ojos, sólo se oyen las pompas de la espuma que al contacto con el aire se diluyen poco a poco. Cojo la espuma, la extiendo por mis brazos, por mis hombros, el cuello se me relaja, los pezones me asoman duros por encima del nivel del agua, se ven bonitos rodeados de espuma. Pongo espuma sobre ellos. Cierro de nuevo los ojos. Mis manos inquietas no pueden dejar de jugar con la espuma sobre mi cuerpo.

Y de repente me asaltan imágenes, imágenes que son tan reales, que siento tan vivas que parece que está pasando en realidad. Veo tu torso desnudo, brillante por el sudor y tu polla dura, entrando en mi coño, mientras me miras fijamente y tu polla resbala dentro de mí. Y mi mano ya no me obedece, quiero relajarme pero ella baja acariciando mi piel, juega con el piercing del ombligo, se recrea en la suavidad de la piel húmeda y resbaladiza por el jabón y acaba perdiéndose entre mis piernas. Encuentra la llave del placer. Lo acaricia. Muy suavemente, pero un escalofrío me recorre el cuerpo. Se suceden las imágenes de tu polla durísima embistiéndome, llenándome, golpeando mi punto G en cada vaivén de tu cadera y se mezclan con las sensaciones que mis expertos dedos provocan. Echo la cabeza atrás, gimo. A lo lejos oigo el teléfono sonando pero me abstraigo, vuelvo a mi mundo que ahora mismo se limita a mi bañera. Mi mente me hace creer que los gemidos y tu aliento sobre mi cuello son verdad, mis dedos aumentan su ritmo. Mi otra mano ha pasado de extender espuma sobre mis pezones a acariciarlos hasta que la sensibilidad alcanza cotas de placer insoportables.

El momento en el que recreo tu rostro al borde del orgasmo, esa expresión que me hace mojarme y tu leche caliente derramándose en mi coño ardiendo coincide con mi orgasmo. El agua ya no está mansa. Se forman olas como si un tsunami tuviera lugar en mi bañera. Y yo gimo extenuada de placer. Ahora sí que estoy relajada.

4 comentarios:

  1. Este post es cualquier cosa menos relajante.

    Besos

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  2. Nadia..
    es relajante porque un orgasmo y luego quedarte tiraa en la bañera disfrutando del placer ese de después es relajante.

    Juan...
    gracias

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  3. Yo tambien me relajo asi! aunque prefiero la relajacion compartida con alguna mujer... :p

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