A veces el
destino se pone de tu parte. Y algo que hubiera sido imposible, se
convierte en posible. Se unen un cúmulo de casualidades, el momento
preciso, las coordenadas geográficas perfectas y si creyera en Dios,
diría que me ha echado una mano. Entonces, ocurre. Algo estadísticamente
más que improbable. Y lo mejor de todo, sale a pedir de boca.
Pero aún así siempre sorprende encontrar a quien supera tus expectativas con creces.
Aunque las horas y los días me iban a descubrir que eso era lo de menos.
Cómo
follaba, de esa manera tan particular y tan buena, tan pausado pero
profundo, tranquilo pero intenso, sin aspavientos, como si le saliera
natural, solo...me faltan adjetivos.
Cómo detallo lo que
me inspiraban esos gemidos, los de verdad, los que te salen de dentro,
los que se te escapan aunque no quieras....
Pero con todo y con eso, ni siquiera fue lo mejor. No.
Lo
mejor fue esa complicidad, sentirte a gusto, poder ser tú, estar en la
misma onda que la otra persona, compartir tus rarezas y descubrir a otro
"raro".
Y te descubres, tú, que eres tan reservada, tan
discreta, tan amante de tu privacidad, contando cosas que no sueles
verbalizar, desvelando secretos que guardas siempre a buen recaudo.
Porque te sale solo, sin que te des ni cuenta.
Engloba
y representa todo lo que siempre intentas explicar que buscas. Esas
ganas, ay, esas putas ganas que le pone a todo. Esa manera de disfrutar
de verdad dando placer. Ese ansia de ti pero no ansia bruta sino
contenida, como un volcán que sabes que va a explotar pero que aún no lo
ha hecho. Esa forma de lamer sin prisa, con tiempo, dedicándose a ti.
Y cuando el volcán explota, cuando acaba agarrado a las sábanas arrugándolas en sus manos, sujetándose fuerte a ellas para mitigar el efecto de la explosión, sabes que tú también lo has hecho bien, que le has devuelto parte del placer que te hace sentir.
Y cuando el volcán explota, cuando acaba agarrado a las sábanas arrugándolas en sus manos, sujetándose fuerte a ellas para mitigar el efecto de la explosión, sabes que tú también lo has hecho bien, que le has devuelto parte del placer que te hace sentir.
Despertar al volcán cuando le obligas a parar el coche porque no puedes esperar para perderte en sus pantalones es una sensación increíble.
Ufff, hay cosas que no puedo explicar, pero precisamente ésas son las que merecen la pena. Las experiencias que se ganan un sitio entre tus recuerdos especiales.