Acabo de volver de puente y ya estoy deseando volverme a ir.
Será porque he tenido un día horrible. O porque el puente me ha gustado tanto.
La sensación de cruzar los Alpes en coche y sentirte tan tan pequeñita, tan insignificante en comparación. Indescriptible.
Sentir
los primeros rayos de sol del año, volver al trabajo morenita, leer un
libro tumbada en una hamaca mientras la piel me arde al sol. Un placer.
Montar
en bici, estar a punto de matarme y aún así sobrevivir, dar un paseo en
una lanchita a motor en un lago precioso al atardecer. Divertido.
Descubrir que la gasolina en Italia cuesta casi 2 euros por litro. ¿Quién lo iba a pensar?
Tener una ducha de hidromasaje con un espejo dentro y querer pasar allí el día. Lujo.
Comprarme un bolso italiano del que me enamoré al verlo en el escaparate. Un despilfarro.
Y Venecia. Perderse en esas calles estrechas, leer la historia que
cuentan esos edificios de fachadas desconchadas y esos recovecos que
guardan los momentos que vivieron otros. Impresionante.
Yo no soy romántica pero un beso en Venecia sabe distinto. Especial.
Cenar en una trattoria típica y terminar con un tiramisú. Delicioso.
Pero de todo ello, sólo hay una cosa que no me puedo quitar de la
cabeza. Un beso especial desecandena una especie de fogonazo, un
pistoletazo de salida tras el cual mi cuerpo activa el modo vicioso.
Morirme de ganas de gastar toda mi saliva contigo pero saber que tengo
que esperar. Y precisamente eso es lo que me hace tener más ganas.
La luz de Venecia te sienta bien. Te hace irresistible. Y espero,
espero, espero más. Me paso todo el día disfrutando de Venecia pero
deseando perderme en el mapa de tu cuerpo.
Te provoco, me provocas, nos imponemos esperar. A ratos creo que el
deseo va a ser más fuerte que yo. Porque me da la impresión de que no
puedo más, de que en el siguiente paso me voy a correr sin tocarme, sin
que me toques, sólo mirando cómo caminas y recreando cómo se mueven esas
caderas cuando te despojas de la ropa. ¿Será Venecia o estoy muy zorra?
Hasta que por fin, cerramos la puerta, sólo estamos tú y yo y el vicio.
Joder, el vicio lo ocupa todo. Me tiras en la cama, subes mi falda,
apartas mi ropa interior a un lado y me torturas. Una dulce tortura
porque podría desparramar mi placer en tu boca en cada roce de tu lengua
pero sabes cómo evitarlo, cómo alargar el placer. Ni siquiera puedo
gritar porque ahora mismo floto, me veo como desde arriba, como si
estuviera fuera de mi cuerpo. Me encantaría esperar un poco más. Total,
ya, ¿qué más da?. Sin embargo, mis manos te cogen, mi pelvis no quiere
estar quieta,el orgasmo me inunda como un tsunami, es intenso, es
larguísimo, es espectacular.
Cuando vuelvo en mí, me miras encendido, con esa mirada que me eriza la
piel. No puedes más, se te nota en la cara. Me colocas de rodillas,
frente a ti. Descargas la lascivia que hemos ido acumulando, me regalas
tu deseo en forma de calientes gotas, rápidos y abundantes chorros de
leche que me resbalan por las mejillas. Y te oigo suspirar, como
aliviado después de dar rienda suelta al deseo y miro por la ventana y
veo Italia y me siento muy puta y me encanta desearte así.
Esto último, es indescriptible, es un placer, es divertido, es un lujo,
es un despilfarro de lascivia, es delicioso, es impresionante, es
especial. Mmm, lo que daría por no haber salido de aquella habitación!.
No me extraña que te haya gustado tanto el puente... ¿A quién no le gustaría?
ResponderEliminarTe veo muy pero que muy bien, ¿enamorada? ;)
ResponderEliminarBesos.
Eiiiiiii, me alegro verte tan bien. Y, es verdad, en Venecia un beso sabe mejor, distinto...
ResponderEliminarla primera parte del texto me supo tanto a vacaciones que bufffff.. estoy deseando que llegue el verano con todas mis fuerzas.
ResponderEliminarLa segunda parte .... me supo a sexo, a pasión, a deseo, a prohibido, a esas sensaciones que se desean con toda el alma.
Sabes... me quedo con la segunda parte, la segunda opción... esa que me ha echo respirar hondo con tan solo imaginarla...
Mil besos
esa visión final esa ventana se refleja en una pintura, un oleo del deseo, me encanto este recorrido de feriado puente que recorrí de tu mano, besos
ResponderEliminarenvidiablemente delicioso
ResponderEliminarYo estuve una vez en Venecia, era carnaval y el recuerdo que tengo es maravilloso... por desgracia no hubo beso que lo redondeara :P
ResponderEliminarUna forma muy bonita de viajar y descubrir nuevas ciudades. =)
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