Mensaje al móvil de C.:
"Me he mudado al piso de arriba, pago lo mismo pero hay una habitación más. ¿Habrá que reinaugurar el piso, no?".
Estoy en una reunión de trabajo a tiro de piedra del culo del mundo.
El tipo que está sentado enfrente de mí me mira el escote y me explica en un perfecto inglés de Oxford bobadas que ya me ha repetido tres veces en la última hora. Yo hago como que tomo notas de lo que me dice mientras escribo garabatos en un papel para distraerme.
O bueno, eso hacía hasta que he leído tu mensaje cuando mi "interlocutor" (si es que se puede llamar interlocutor a un tío que habla solo) se ha ausentado un momento de la reunión.
Pero ha sido leerte y me ha recorrido una especie de descarga eléctrica.
Joder, me apetece mucho. Volver a estrenar el mismo sillón un piso más arriba.
Recrear el escenario, perderme en tus manos. Montarme en tu polla y usarla a mi antojo. Entregarnos en unas horas que no se cuentan por minutos. Apoderarme de tus jadeos que son la gasolina que prende mi deseo.
Y ya no me concentro. Debo estar sensible porque el mensaje era una proposición indecente pero redactado en los límites de la más absoluta decencia. Sin embargo, te imagino duro, inquieto, entrando, gimiendo, dándome placer y tengo que esforzarme por no perder la compostura.
Por mí podemos reinaugurar el piso todos los días.
"Me he mudado al piso de arriba, pago lo mismo pero hay una habitación más. ¿Habrá que reinaugurar el piso, no?".
Estoy en una reunión de trabajo a tiro de piedra del culo del mundo.
El tipo que está sentado enfrente de mí me mira el escote y me explica en un perfecto inglés de Oxford bobadas que ya me ha repetido tres veces en la última hora. Yo hago como que tomo notas de lo que me dice mientras escribo garabatos en un papel para distraerme.
O bueno, eso hacía hasta que he leído tu mensaje cuando mi "interlocutor" (si es que se puede llamar interlocutor a un tío que habla solo) se ha ausentado un momento de la reunión.
Pero ha sido leerte y me ha recorrido una especie de descarga eléctrica.
Joder, me apetece mucho. Volver a estrenar el mismo sillón un piso más arriba.
Recrear el escenario, perderme en tus manos. Montarme en tu polla y usarla a mi antojo. Entregarnos en unas horas que no se cuentan por minutos. Apoderarme de tus jadeos que son la gasolina que prende mi deseo.
Y ya no me concentro. Debo estar sensible porque el mensaje era una proposición indecente pero redactado en los límites de la más absoluta decencia. Sin embargo, te imagino duro, inquieto, entrando, gimiendo, dándome placer y tengo que esforzarme por no perder la compostura.
Por mí podemos reinaugurar el piso todos los días.
Mensajes que desconcentran... son los mejores! Y cómo gusta recibirlos.
ResponderEliminarBesos
A mi me ocurre lo mismo. me encanta estar en reuniones y ojear la blackberry y ver un mesaje guarro. Tener una erección mientras un cliente te está preguntando con el mayor interés del mundo mientras tu solo piensas en acabar esa reunión para empezar en otro sitio... ummm
ResponderEliminarImposible concentrarse así... Están genial esos mensajes, pero son un riesgo para el puesto de trabajo jejeje. Bss
ResponderEliminarPiso de arriba... tú encima... eso sí es subir de nivel...
ResponderEliminarQue intercambie la vivienda cada mes con los vecinos...
ResponderEliminarBesos desmontables
Que mejor forma de hacer q las horas vuelen en el trabjo, sexo.....
ResponderEliminarQué mensajes tan deliciosos y cuanto sugieren sin decir nada.
ResponderEliminarDisfruta de la inauguración...lo harás, sin duda.
Ese tipo de sensación, la conozco y es, sencillamente impagable.
ResponderEliminarUn gusto volver por aquí.
besos.