miércoles, 5 de agosto de 2009

Madrid

El otro día hablando decía que Madrid es la ciudad a la que siempre quiero volver.

Puedo estar donde esté y estar muy a gusto. Pero siempre me apetece volver.
Porque Madrid es mi ciudad. Es mi vida.

De más pequeña, la vida se reducía a tu barrio, tu parque, tu cole.
Luego empiezas a abrir horizontes.
Y con el tiempo, cada esquina, cada sitio, te trae un recuerdo.

El parque de al lado de mi casa me recuerda a aquel chaval con su polo verde que me hacía perder la cabeza. Y las risas de las tardes de domingo. Ver pasar los años pero seguir teniendo los mismos amigos que no cambian, que siempre están ahí.

Paso por el centro y me acuerdo de Don Fidelidad, de las tardes que quedábamos en Callao y se enfadaba por mi impuntualidad y de los paseos por el centro, comiéndonos a besos. Miles de historias en tan pocas calles.
Y de aquellos dos días con Albertín, él fascinado por Madrid y yo fascinada por su morbo y sus halagos.

La Plaza de Oriente me recuerda a diciembre, una tarde triste, una despedida, una ruptura, una decisión correcta pero que no por ello duele menos. El fin de algo precioso. El comienzo de una época rara.

Plaza España es muchas cosas. Es aquella tetería con bizcochos. Es el principio de algo precioso que aún sigue estando ahí como si fuera el primer día y a la vez es un chaval de pelo largo, ojos de cielo y una calle cuesta arriba que subía al paraíso del placer.

Guzmán el Bueno me recuerda a las innumerables tardes en el Lecumberri. Aquel grupo en el que estaban (y siguen estando) todos como cencerros, sus ojos surcados de arruguitas al sonreír y los besos con sabor a coca-cola light.

El Paraninfo me recuerda al verano, a Pablo, a la hierba recién regada, a arrebatos de pasión, a prendas de ropa que sobraban y orgasmos sin fin.

Atocha y Tribunal me recuerdan al masajista. Los trayectos en moto, la consulta, esos músculos que notaba al agarrarle por la cintura. Aquel bar cutre donde íbamos siempre a tomar la última. Lo impacientes que esperábamos al ascensor. Lo que crujían los escalones de la consulta de aquel edificio viejo. Lo que contarían esas paredes si hablaran.

En Legazpi, en la boca de metro (menudo sitio más poco romántico) oí el te quiero más inesperado pero más bonito que he oído nunca.

La Castellana me recuerda aquellos jueves de demasiado alcohol, en el bar de siempre, con aquela amiga que decidió dejar de serlo y sin preocuparme por la resaca del viernes en el curro. Miles de risas, el corazón recuperándose y cerrando heridas y un polvo de madrugada que me dejó el regustillo amargo de la insatisfacción.

En Cuzco está el sitio en el que acabamos siempre ensalzando la amistad a las taitantas de la mañana llorando de risa.

Avda. de América me recuerda un fin de semana muy intenso. Una cena con orgasmo incluido. Y un tío de ésos con los que estás tan a gusto que no querrías que acabara el fin de semana.

Goya me trae a la mente tardes de verano en una terraza oyendo eternos monólogos sobre principios irrenunciables que a los pocos meses ya no eran tan inamovibles.
Pero también de una noche con la que empecé este blog, una sucesión de orgasmos que es difícil de olvidar aunque no se haya repetido.

Concha Espina es aquel bar con aquel camarero tan majo, noches de martes o de cualquier día de la semana, el golfista y una historia muy bonita que no pudo ser pero que acabó bien aún así. Caricias al lado de la barra, roces indiscretos, conversaciones profundas y trayectos a casa que se hacían interminables, donde las manos no podían estar quietas.

Mirasierra es la última parada del placer, el sitio donde siempre volvemos, el lugar al que soy incapaz de decir que no. El deseo tiene allí su hogar. Pero del que siempre me voy con la sensación de haberle defraudado.

Alonso Martínez y Barquillo son del quesete. Con su mochila, sus camisas recién planchadas y una sonrisa que derretía. Además de aquel sitio escondido en el que siempre acabábamos la tarde.

República Argentina es del rubio, un callejón, demasiada impaciencia y un cuerpo en el que no había ni un centímetro desaprovechable.

Pozuelo es de Juanlu. Su fantasía cumplida y dos personas tan parecidas a las que les separa tanto.

Y así podría nombrar mil sitios, mil calles, mil recuerdos, mil pedazos de mi vida. Algunos buenos, otros malos, pero todos míos. Parte de mí.

12 comentarios:

  1. Ya decía yo que había mucha gente siempre que voy.

    Besos

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  2. QUE GRAN POST EL DE HOY. Se nota que lo has pasado e imagino que lo sigues pasando igual de bien que siempre. Seguro que en alguno de esos sitios todavía se acuerdan y preguntan por ti.......

    Besos desde Reikiavick (f)

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  3. A mi me Madrid me trae siempre buenos recuerdos...
    Ahora Madrid es la ciudad de J, por tanto, llevo un poco de Madrid en mi...

    Un beso guapa

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  4. Madrid, como siempre, te atrapa eh? vivi fuera, y... volvi. tengo amigos de fuera, vinieron a trabajar por 1 mes. Se han casado y viven aqui... algo tiene.

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  5. Suelo ir por alli, de vez en cuando.
    Que honorarios tienes como serpa??
    De todas formas somos animales de costumbres, yo soy de provincias y creo que me deprimiria mucho si tuviese que vivir en el foro.

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  6. Nunca se sabe si algo se repetira y dara lugar a nuevos capitulos en tu blog.......

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  7. Interesante hallazgo el de tu blog. Madrid es un lugar en el que nunca viviría pero al que nunca dejo de acudir periódicamente ... casi, casi cada semana. Besos

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  8. Pongamos que hablo de Madrid.... de un madrileño que lo abandonó y ahora no sabe vivir sin mar.

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  9. Ole, ole y ole. De Madriz al cielo y un agujero para verlo. Me encantó este post. Yo tampoco podría vivir sin el mar, o eso creo, pero tampoco sin ir a Madrid siempre que puedo.

    ...y ampliando horizontes sí.

    Un beso

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  10. Pues a mi Madrid me sabe a sueños que jamás se cumplieron, a callejones oscuros donde moran monstruos de pesadilla, a ilusiones que compartir...

    Pero sobre todo... me sabe a ti.

    Un beso. :)

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  11. La brisa de la noche...
    Sí? Pues lo mismo empiezo a cobrar. Jaja.

    Nadia...
    Pero la gente está seguro que porque se enteran de que vas. No por mí.

    Reikiavick...
    saludos a quien pregunte por mí.

    Mónica...
    es que Madrid marca, deja huella.

    CNLS...
    que sí, que a Madrid se le coge el gustillo pronto.

    Dr. Mikel...
    Pues por ahora no cobro. Además el sherpa tiene que llevar el equipaje y yo soy poco fuerte. Pero te llevo de cañas gratis. Lo demás, por hablar. Jaja.

    Rafa...
    No, no se sabe. En eso tienes razón.

    El octavo pasajero...
    Síguete pasando por Madrid y por mi blog.

    Hijoeputa...
    Te propongo un trato: tú me visitas en Madrid y yo a ti en el mar. Ok?

    La niña mala...
    Me quedo con vivir en Madrid y visitar el mar que al revés.
    Ampliar horizontes siempre. Tengo zonas de Madrid un poco olvidadas, tendré que volver, jajaja.

    Juancho...
    Huy, creo que necesitas un nuevo guía para Madrid. Para verlo de otra manera, que creo que estuviste en una semana de lluvia y tormenta...

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