jueves, 29 de abril de 2010

Mala fama

Entre otras muchas clasificaciones, hay por lo visto una que divide a las mujeres en las que tienen buena fama y las que tienen mala fama.

Me temo que soy del segundo grupo.

Hay quien se asusta, quien no se siente cómodo en esa situación, quien se amedrenta o se descoloca al no sentirse el "macho alfa".
Cada uno decide en su trayectoria vital qué papel quiere adoptar o desempeñar.
Yo me siento incómoda en el corsé de mujer modosita florero del siglo XIII.

Así que yo, si me apetece, follo en la primera cita.

Y si quiero algo, lo busco y lo suelo conseguir.
No me corto si soy yo la que tengo que dar el primer paso.
No me da vergüenza decir que me encanta el sexo o que me chifla el sexo oral.
Si un día me apetece follar en un sitio donde puedan verme, follo.
En la cama pierdo mi vocabulario de señorita porque las pollas son pollas y los coños son coños.
Y no me parece indigno decir que estoy muy mojada o que me siento muy zorra a ratos.
No se me caen los anillos si pago la cuenta.
Ni necesito alguien que me adule sin cesar.
Y tengo mi propia opinión que no es mejor ni peor que las demás sino la mía.
No asiento en todo. Ni sonrío si no me apetece.
No tengo problemas morales con el sexo por el sexo, sin ningún fin más que el puro placer.
Ser sexy no implica ser tonta.
Follar con quien quiero y cuando quiero no implica ser una guarra.
Tener dos cromosomas x no significa ser buena ama de casa.
Saber lo que quiero y cómo y además tenerlo muy claro lo considero más una virtud que un defecto.
Ser sincera y directa es un rasgo de personalidad.
Tener una marcada sexualidad me ha hecho disfrutar mucho en mi vida.

Así que absténganse machos alfas, trogloditas de medio pelo, opusianos, modositos, remilgados, machistas, sosos, todos los que busquen alguien que les de siempre la razón, los que quieran una mujer florero o una que tenga la cabeza con la única función de llevar el pelo encima.
Paso de reyes del mambo, de pretenciosos sin neuronas y de enamoradizos.
Olvídense de mí los de "yo para el sexo prefiero que nos conozcamos mejor", los fans del misionero y los que creen que deslumbrar a una mujer es tan fácil como tener un descapotable.
Todos esos que se busquen por favor una chavala que sepa para qué sirven todos los programas de la lavadora, que sueñe con ser madre, que folle en la 4ª cita y que vaya a misa los domingos.

Yo seguiré siendo lo que quiero ser. Tal y como soy.
Y seguiré riéndome cuando me digan lo de "yo no sé si podría tenerte a ti de novia". Que siempre me quedo con las ganas de decir: "Quién te ha dicho a ti, alma de cántaro, que a mí se me pasara por la cabeza soportarte más de un par de noches?".
E intentaré coincidir con los que tienen el calendario actualizado en el s. XXI, los que no confunden sexo con otra cosa y los que les pone que una tía les susurre al oído: "Qué ganas tengo de que te corras en mi boca".
Prefiero seguir teniendo "mala fama".

Ahí queda dicho.


jueves, 22 de abril de 2010

Sueño

Hay días que lo único que tengo es sueño. Un sueño horrible.
Porque igual que otros necesitan comer, yo necesito dormir. Si no, no funciono.
Y ése era un día de ésos. Llevaba todo el día deseando meterme en la cama. Me meto y viene.
Pega su cuerpo al mío. Los dos desnudos.
Le aviso: "Ahora no, necesito dormir".
"Sssshhh, tú duerme que sólo quiero hacerte mimos".
Empieza con mimos muy dulces, caricias muy suaves en la espalda. Va bajando hacia mi cadera, pasa por mi culo, acaricia mis piernas. Repite el mismo recorrido pero deteniéndose cada vez más tiempo en la parte interior de mis muslos.
Intento dormir, con todas mis fuerzas y a pesar de lo poco que me cuesta conciliar normalmente el sueño. Pero es un cabrón y sabe qué hacer y cómo hacerlo para que me estremezca.
Saco un poco el culo, como buscándole. Pero sigue, impasible.
Para. Rodea mi cuerpo con su brazo y me da besos casi imperceptibles en la nuca. Poco a poco aumenta la intensidad de sus besos, mi nuca, mis omoplatos, mis hombros. Su mano traza círculos alrededor de mi pezón, poniéndolo duro. Va subiendo la intensidad.
Se me escapa un gemido. Él no reacciona.
Me acaricia el cuello porque sabe que es mi punto débil.
Se me está quitando el sueño. De hecho, mi coño está muy mojado.
No puedo más, cojo su mano y la llevo a la sima húmeda en que se ha convertido mi entrepierna. Acerca su boca a mi oído y me dice: "Qué puta eres! Me encanta ponerte así. Quieres que siga, verdad?".
Musito un sí inintelegible ahogado en gemidos porque sus dedos empiezan a entrar en mi coño.
Pero lo que quiere es ponerme a mil, que acabe pidiéndole por favor que me folle.
Dos dedos suyos me penetran, tan dentro, tan ágiles, que se oye cómo chapoteo de gusto.
Me encanta el orgasmo que me provoca, uno de ésos que vienen sin avisar, como inesperados, como si se hubieran adelantado y te pillan por sorpresa.
Me corro y grito, grito porque ha sido tan intenso que me dan calambres en la pierna.
Estoy encogida en la cama, disfrutando de la intensidad que me invade cuando me corro, de esos segundos egoístas en los que no me importa nada que no sea mi placer, aferrarme a ese gusto que es como un vicio y no quiero que se vaya.
En ésas estoy cuando le siento penetrarme, me mete la polla de un golpe, colocado de rodillas. Sabe perfectamente que estoy hipersensible y que en esa postura roza mi punto g aún mejor.
Me folla, mirándome, sus pectorales endurecidos por el esfuerzo que imprime en cada embestida, metiéndomela entera, joder, me está perforando y lo mejor es que me encanta.
Justo cuando acaricio el orgasmo de nuevo, en el último segundo antes de que ya no haya vuelta atrás, la saca.
Me mira con cara de cerdo, de salido, esa cara que pone cuando sabe que me controla y me tumba bocabajo.
Me abre los brazos en cruz y sus manos sujetan mis muñecas sobre la almohada. Sus rodillas sostienen mis piernas juntas, muy juntas y su polla me embiste haciéndose hueco en el estrecho camino que queda. Empieza con embestidas profundas, lentas, agacha la cabeza y me dice cerdadas al oído porque me conoce demasiado bien y sabe qué me pone.
"Me encanta que te mojes así para mí, zorra".
Ése es el pistoletazo de salida de mi siguiente orgasmo.
Y le siguen dos más mientras me folla y siento la presión de sus manos en mis muñecas y su aliento en mi cuello y su voz en mi oído y su polla como una barra de hierro caliente que horada mis entrañas.
Luego, está claro que duermo muuucho mejor.

martes, 13 de abril de 2010

No entiendo

Yo creo que nunca he sido una persona del montón, al uso, al menos en lo que a forma de pensar se refiere. Suelo tener puntos de vista que no comparten la mayoría.

En mi grupo de amigas siempre he colgado con el sambenito de promiscua (bueno, ellas usan una palabra menos educada, jaja).


Y yo no sé si lo normal es lo suyo o lo mío, pero cada vez que las oigo no puedo evitar pensar en lo que se están perdiendo.


Antes, creía que con el tiempo se les pasaría, pero no, yo creo que va a peor. Jajaja.


16 años: Yo hacía poco que había follado por primera vez y estaba fascinada por la sensación. Era viernes y estábamos el grupo de amigas del colegio de botellón.
A. cuenta que su hermana, de 22, se ha liado con uno y que le ha contado después que el tío le ha comido los pezones, le ha hecho un dedo y que ella se la ha chupado "un poquito".

Yo pienso: "ya puestos, podían haber follado...o al menos, chupársela un muchito"

El resto del grupo dice: "Qué fuerte, se deja tocar el primer día!!??"

A. defendiendo a su hermana contesta: "hombre, con 22 no es lo mismo, ahí ya las cosas van a otro ritmo, tienes más experiencia..etc"

El grupo dice: "Ya bueno, pero aún así..el primer día, no?"

Yo pienso: "Si con 22 me lío con alguien que el primer día sólo me toca el culo...le borro de mi lista de teléfonos"


20 años: Cena de amigas. Cuento que me encanta chuparla, que no hay nada mejor que dar placer con la boca.

Mis amigas: "Bueno vamos a dejar el tema que estamos comiendo y al final nos va a sentar mal la cena"

Ok, ok. No digo nada más.


23 años: Fiesta multitudinaria con mucho alcohol.

Al principio de la fiesta estamos sólo 5 amigas, 2 de ellas íntimas, 3 amigas a secas. No sé por qué sale el tema de las fantasías sexuales (que conste que no lo saco yo a colación).

Empiezan a contar fantasías que yo tenía con 16. Que si follar en la ducha (!!), que si hacerlo de pie (eso es una fantasía??), que si follar delante de un espejo....cosas así.

Una dice que le gustaría hacerlo en la playa.

Otra contesta: "hombre, como fantasía...pero en realidad ésas son de las que al final no llevas a cabo porque son demasiado exhibicionistas.

Ejem, ejem, soy exhibicionista.

Yo callada. Pero claro, no podía acabar bien la cosa.

"Y tú, Susurros, que no dices nada...cuáles son las tuyas?".

"Bah, da igual, es que lo mismo son un poco fuertes, quizás necesitamos un par de copillas más antes de decirlas".

"Que no, dílas, venga"

"Un trío con dos tíos y otro con una tía y un tío, follar con un puto, ..." Ahí ya paré porque una de las amigas a secas estaba al borde del síncope.


25 años: Una tarde tranquila, tomando un café, empiezan a decir cosas que no harían en el sexo.

Les pregunto que por qué no lo harían. Y veo 3 caras que se giran hacia mí con los ojos abiertos como platos y me dicen casi al unísono: "Hombre, es que hay cosas que sabes que no te van a gustar y punto, no te hace falta probarlas".

Ah, vale. Contesto casi asustada de decir mi opinión.

Siguen con la lista de cosas que no hacen y la conversación dura eternos 45 minutos mientras me muerdo la lengua. Pero al final se me escapa un "pues no lo entiendo, que no probéis nada y luego digáis que ya sabéis que no os va a gustar sin probarlo, es que al final estáis siempre con el misionero".

Una de ellas, ofendida por mi comentario, me dice: "O sea, que tú pruebas todo. Te vienen por ejemplo dos tíos y te ofrecen un trío y hala, dices que sí, no?".
Me cuidé muy mucho de decir que sí, que ya había dicho que sí a eso.Jajaja.

27 años: Estamos de copas. La conversación se desarrolla más o menos así:

- Pues él empeñado en correrse en mi boca y yo que no. Ahora que ya no me da tanto asco chuparla, se la chupo pero que se corra en mi boca...arggh!

- A mí me pasaba lo mismo pero bueno, a veces para que no se ponga pesado lo que hago es dejarle que se corra y luego lo escupo.

[Éste es para uno de los misterios del sexo. Tener la boca llena de leche pero que te de asco y escupirlo. Es decir, yo no como ajo porque me da asco el sabor. Pero todas las mañanas me meto dos dientes de ajo en la boca, los dejo ahí 1 minuto y luego escupo, porque a mí lo que me da asco es tragármelo. Jajajaja. I don´t understand]


28 años: De copas de nuevo (es una de nuestras actividades favoritas).

Verano, un morenazo con un cuerpo fibroso y unos ojos que alumbraban el bar. Tonteo. Patatín, patatán, que les digo que me piro con él.

"Sin conocerle, te vas con él????"

"Por eso lo hago, para conocerle mejor...."

Al día siguiente soporté una bronca por mi comportamiento irresponsable, promiscuo e indecente.


Casi 30 años: Cena de Navidad.

- Pues yo, la verdad, antes era más de sexo salvaje (jajaja, el misionero no es sexo salvaje...pienso yo) pero con los años (parece que tiene 50), me he dado cuenta que lo bueno está en el sexo tranquilo. Me encanta echarme en el sillón, él empieza a acariciarme el pelo y cuando me voy poniendo cachonda, le empiezo a acariciar yo a él el ombligo y al final estamos tan cachondos los dos que me folla y tarda dos minutos en correrse.

Ahá, tomo nota mental...no aceptar consejos sexuales de amigas íntimas..

Y por cierto, dos minutos no entra en la categoría de eyaculación precoz?
- Hombre es que con los años (y dale con parecer que tenemos 50), te moderas, te apetece más disfrutar de otra manera. Yo mi vibrador, nunca es que lo haya usado demasiado, pero ahora es que ni lo saco del cajón.
Yo me callo porque ya he aprendido que en algunas ocasiones lo mejor es no decir nada.

2ª nota mental: Comprobar mi partida de nacimiento, no vaya a ser que mis padres me hayan mentido y yo venga de Marte.

Así que nada, ya me he hecho a la idea de que , al menos en mi grupo de amigas, soy la rara.

miércoles, 7 de abril de 2010

El mundo es un pañuelo

Alguna vez he hablado aquí del rollete aquel que tuve que era masajista.
Era del barrio, se mudó cuando sus padres se separaron y cuando yo empecé a ir con el grupo del barrio, a él ya no le conocí. Conocí a su hermano que sí seguía saliendo con el grupo de los hermanos mayores.


Un día, saliendo, se lo encontraron (yo ese día no salí, debió ser alguna causa de fuerza mayor porque yo me apunto a un bombardeo) y retomaron el contacto.

Vino a una cena de Navidad que hicimos, empezó con el tonteo, juego de miradas, alguna indirecta.
El caso es que no era guapísimo pero tenía una cara traviesa que daba mucho morbo. Y un cuerpazo, eso sí.

La segunda vez que nos vimos, las indirectas pasaron a ser directas y al final acabamos en su casa.

Ahí empezó una temporada de viajes en moto de punta a punta de la Castellana, masajes indescriptibles, noches de sexo interminables y muchas risas.

Yo sabía que además de la consulta en la que trabajaba dando masajes, había montado un negocio de masajes con unos compañeros por la zona donde vivía.

Estas Navidades mi madre le regala a mi padre, entre otras cosas, un bono de masajes en un sitio que buscó por internet.
Cuando mi padre vuelve del primer masaje, mi madre le pregunta que si le ha tocado una masajista guapa y mi padre dice: "Qué va, un chico de unos 30 años, pero tiene unas manos!!! El caso es que el chaval no es nada amanerado pero yo creo que es gay porque con esas manos tan suaves, yo creo que es gay, estoy casi convencido".


Un día estando en casa, veo la tarjeta del masajista y leo el nombre de MI masajista.

Le pregunto a mi padre si el de la tarjeta es el que le da los masajes. Me dice: "Sí."

Pues papá, que sepas que no es gay, te lo digo yo. Jajaja.


Qué pequeño es el mundo!!