domingo, 26 de diciembre de 2010

La fantasía de moda

Las fantasías van por épocas. Al menos eso me pasa a mí. 
Hay temporadas en que no puedo dejar de pensar en algo determinado que siempre me lleva irremediablemente al orgasmo, una sola imagen o una sucesión de hechos que hacen que me moje tanto, que me excite tanto que sea imposible no correrme en cuestión de segundos.

Luego transcurre una temporada y de repente mi fantasía se transforma en otra, la sustituyo por otra imagen que es mi nueva fantasía recurrente de la temporada. Cosas que se ponen de moda o se pasan de moda en el universo de mis perversiones orgásmicas.

Últimamente, no me puedo quitar de la cabeza que estoy sentada en el suelo, con mi espalda contra la pared y tú estás delante de mí, sujetas mis brazos en alto, tus dedos y tu mano rodean mis dos muñecas que sujetas sobre mi cabeza de manera que mi margen de movimientos es bastante limitado y con las rodillas ligeramente flexionadas, me acercas tu polla dura a la boca y dejas que la ensalive, que mi lengua pasee por tu tronco y luego meterme tus huevos en la boca mientras sujetas tu polla hacia arriba y me ofreces tus huevos duros y llenos de leche. 

Haces rotar tus caderas para balancear tu polla dura y abofetear mis mejllas con ella, esparciéndome mis propias babas por los mofletes y mirándome con cara de cerdo. 
Me pones el capullo entre los labios y comienzas a mover las caderas a un ritmo frenético. No te como, me follas la boca, que es distinto. 
Noto la boca llena, a rebosar de polla, tocándome la garganta. Y eso me excita, que embistas mi boca cada vez que mueves tu pelvis mientras tus ojos desde arriba me taladran con esa mirada de cachondo, de salido. No me hace falta tocarme para saber que supuro humedad entre las piernas, no tengo más que separar las ingles un poco para que el olor a sexo suba hacia arriba inundándome los sentidos, haciéndome más consciente si cabe de que me excita, me vuelve loca esta situación.

De vez en cuando la sacas envuelta en mis babas que cuelgan como hilos del tronco de tu polla y la vuelves a meter despacio, en un rito que sólo consigue excitarnos más a ambos.

Se acerca el momento, tu glande se hincha, tus huevos golpeando mi barbilla se han endurecido y tu pelvis se mueve cadenciosamente, entrando profundo pero no deprisa y miro hacia arriba, porque me gusta retener en mi pupila y mi memoria la expresión de extremo placer que inunda tu cara seguida de varios jadeos cuando tu polla empieza a lanzar oleadas de leche en mi garganta y la mano que sujeta mis muñecas afloja la presión y las rodillas te tiemblan y tu sabor me inunda la boca y en parte escapa rebosante por la comisura de mis labios ante tal cantidad de deseo y acabas por sujetarte contra la pared en un intento de normalizar los latidos desbocados de tu corazón a la par que me miras desde arriba en una mueca de profundo agradecimiento sin palabras. 

Medianamente recuperado, con algo que no es ternura pero se le parece bastante a primera vista, pasas la yema del dedo por mi mentón y recoges la leche que no ha querido quedarse en mi boca para acercarla a mi lengua y ofrecérmela como merecido premio.

Sólo espero que pronto deje de correrme en la soledad de mi cama fantaseando con ello para hacerlo realidad. Y creo que no queda mucho, jeje. 



jueves, 16 de diciembre de 2010

Aunque no me convenga

Hay tíos con los que sabes que no deberías perder la compostura porque tu instinto unido a lo que has vivido te dice que uno va a salir perdiendo, jodido, y normalmente no sueles ser tú sino él. Y a veces consigues resistirte y a veces no.

Hay otros con los que sabes que no deberías perder la ropa porque la experiencia y un sexto sentido te dicen que no van a pasar el listón que tú pides, el que tú estableces y la insatisfacción, la decepción están programadas pero a veces puede más el deseo que la razón.

Hay quien no debería nunca verte perder la educación a los pies de la cama porque sabes que se va a asustar, que no encajas en su definición de chica modosita que se deja hacer. Y aún así a veces caes.

Pero sobre todo hay un tipo que no me conviene nada. El chico malo que te deja boquiabierta en cada caricia y que supura morbo. Y sabes que no debes porque engancha, porque es como una droga que te deja tan saciada que a la vez te convierte en insaciable. Los siguientes 3 días no vas a poder quitarte de la mente sus besos, sus miradas, sus gemidos. Pero no te puedes resistir.
Me llama, me embauca con su impostura de niño bueno y quedamos. Aparece con ese pantalón tan bien relleno tanto por delante como por detrás, ese culo donde mi mirada se perdería durante el resto de la eternidad y esa cara de haber roto muchos más platos que la vajilla de la familia real. Y esa cazadora, ¿cómo se puede llevar una prenda con tanto gusto, con tanta percha, con tanta pose? Y ya estamos perdidos. Nada esa noche iba a conseguir que no acabáramos entre las sábanas de una cama que sería muda testigo de los gritos de la pasión desenfrenada.
¿Cómo voy a resistirme a esos ojos color miel que me obnubilan la sensatez y me empujan al abismo del deseo que fluye entre mis piernas?.
La cena se desarrolla entre conversaciones acerca de todo y de nada y un juego de miradas que dicen sin palabras todo lo que va a venir después. El hielo de las copas se derrite mientras nuestras lenguas bailan entrelazadas al son de un ansia que nos es imposible contener. Y nos faltan manos para recorrernos y palabras para excitarnos.
La noche acaba como acaban casi todas las que merecen la pena: en una cama.
Borrachos del otro, buscando avivar aún más el fuego que ya crepita. Y cuando desfallezco, derrotada, sobre su pecho, aún jadeante, aún empapada, me vuelve a mirar y me pone morritos, me descoloca con su pose de vuelta de todo y comienza de nuevo la espiral en la que se vuelve irresistible y yo siento de nuevo la humedad descendiendo entre mis piernas.
Saciados de nuevo, el tatuaje de su cadera, enmarcado en esos músculos esculpidos por un maestro del arte y el buen gusto, despierta de nuevo en mí la sed de más, como el sediento que al beber algo dulce no aplaca su sed sino que la acrecenta. Y me zambullo de nuevo, imposible parar.
Parece mentira pero no sólo despierta los instintos más básicos sino que encima es capaz de satisfacerlos como buen entendedor del placer femenino en general y de mi cuerpo en particular.
Así se desarrolla todo esa noche, todas las noches con él.

Y no me conviene pero no me puedo resistir. Y aunque pudiera, no sé si querría.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Lo siento, no me sale mejor

Hay quien dice que escribo bien. Y no hago un ejercicio de falsa modestia cuando digo que creo que no es así, en parte al menos. 

Escribo con sentimiento mi blog porque mi blog es eso, sentarme y ponerle palabras, escupir en un teclado lo que me pasa, lo que me llena por dentro. 
Y así suele ser el proceso cuando escribo un post. Me siento aquí, recuerdo y los dedos se deslizan solos por el teclado, todo fluye. Eso no es más que plasmar sentimientos, sensaciones, escalofríos, pálpitos, decepciones, paranoias. 

Pero talento literario es saber escribir sobre cualquier cosa. Inventar un personaje, una situación, un escenario y darle vida, hacer al resto vibrar con esa historia que surge sólo de tu imaginación. A mí eso no me sale. No conseguiré nunca implicarme en una histora inventada. 

Esta vez incluso dudo de si soy capaz de escribir el blog. Porque llevo semanas atascada en este post. Yo, que releo las cosas una vez, llevo un montón de párrafos iniciales, varias maneras de contar el final, frases que no me convencen y al final sólo tengo una colección de párrafos inconexos y deslavazados que he cambiado mil veces y que no acaban de describir lo que yo en realidad quiero contar. Y no puedo enlazarlos en una historia coherente.

Quizá haya experiencias que no se puedan explicar o quizá no doy la talla 
para plasmar determinadas cosas en palabras, no lo sé. Pero me rindo. Publico esto y ya está. No doy más de sí. 

Justo cuando no quiero encontrarme con nadie, me encuentro con todo el mundo. Que si Don Fidelidad con su nueva novia (y no es por criticar pero aunque la mona se vista de seda, si lleva sombra de ojos verde, choni se queda)...Voy a joder el post si empiezo hablando de Don Fidelidad, jaja.

El estómago me hormiguea en una sensación que me encanta, más sabiendo que me queda poquísimo para tocarle pero está visto que no me van a dejar disfrutar de la sensación porque en un trayecto de 6 paradas de metro me he encontrado hasta con el apuntador y levántate y da dos besos y sonríe y haz como que te interesa muchísimo lo que te cuentan cuando tú sólo piensas en llegar, en comértelo a besos. Y por fin llegas a tu destino y menos de 300 metros te separan probablemente de él pero otra vez te encuentras a alguien...
No me gusta el párrafo.

Él no había tenido buena semana, yo iba con intención de que se olvidara de todo y pasar un fin de semana inolvidable...

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba. Y en este caso, tienen razón. Hubo un contratiempo inicial que retrasó el momento de poder devorarnos y un contratiempo final que nos desbarató los planes del último rato juntos pero entre medias disfrutamos cada momento.
No me gusta el contraste entre lo mal que suenan los contratiempos y lo poco bien que suena el entre medias.

Me hace mucha gracia que su piel vaya cambiando de color de la cabeza a los pies. Va sufriendo una degradación de color, cada vez más blanco a medida que te acercas a sus pies. Él dice que es porque en los orgasmos se le sube la sangre. Y me lo creo porque menudos orgasmos!! Tiene orgasmos que te hacen disfrutar a ti también, se le escapa la vida en estertores de placer, se evade, se le hincha cada vena del cuerpo y tiene una especie de explosión que te envuelve en su onda expansiva, es una descarga eléctrica, un subidón que te transmite y no puedo evitar unos pinchazos de orgullo por saber que he tenido algo que ver en ese enorme huracán que ahora mismo le hace derivar sin más rumbo que el placer. Sus gritos me hinchan el ego, sus jadeos me humedecen, su expresión en el rostro se me clava en la pupila. Otro párrafo que no está a la altura de lo que quiero describir.

Las horas pasan tan deprisa que parece una broma del reloj. Y no me canso de mirarle y de oírle cuando cuenta cosas de él. Pero sobre todo me gusta sentir que pensamos muy similar y que no tengo que explicarle conceptos que le parecen naturales y que a otros no les bastaría una vida entera para entenderlos. Por una vez sé que no soy la única habitante de mi planeta que aterrizó en la Tierra.

Él teme no dar la talla pero a mí me da la impresión de que quien no la da soy yo. Porque no creo posible igualar el placer que me hace sentir. Como si leyera mis pensamientos, como si supiera qué quiero. Y no sólo es la cantidad de orgasmos sino la calidad, la categoría, la intensidad.
Y saber que es tan cerdo como yo, que a nada diría que no, que todo le apetece, que a nada se niega...
Y de nuevo no consigo plasmar en palabras la intensidad que quiero describir, quizá porque no puede describirse.  


Está sobre mí, mis piernas sobre sus hombros o la planta de mis pies sobre su pecho y entra en mí. No sé si me emputece más su expresión, la más absoluta lujuria escrita en sus ojos, el deseo en letras grandes sobre su rostro o el ver su polla que desde este ángulo se ve enorme y durísima entrando en mi coño y saliendo mojada de placer. Esa imagen se me ha quedado grabada, no, grabada no, tatuada en el cerebro, no me la puedo quitar de la cabeza. Da igual cuántas veces escriba este párrafo y lo porno que quede, nunca, nunca, nunca será ni la mitad de porno que ese momento. Nunca.  

Acabamos de llegar y ya estamos comiéndonos a besos. Me siento en el borde de la cama, él se quita la camiseta y deja a la altura de mis ojos su pantalón donde resalta su polla, dura, deseando salir de la opresión para coger aire y yo no puedo evitar rodearla con mi boca por encima del pantalón, desearla aún más. Pero es que no me deja, siempre antepone mi placer al suyo, siempre le debo orgasmos. Y me come, con tantas ganas, de esa manera que...como si supiera qué quiero...usando su lengua y sus dedos en un perfecto baile acompasado de placer...llevándome al cielo en instantes...dando al placer un nuevo significado...Muchas frases de nuevo para intentar explicar lo que no soy capaz de poner en palabras. 
Un rato después, estoy sentada sobre su polla, pero de espaldas a él, subiendo y bajando sobre su polla mientras él ve cómo entra y sale y sube y baja de mi coño y se va a correr y...De nuevo bloqueada. 

Vamos a comer algo, luego nos tomamos unas cerves, hablamos, reímos y tú consigues mantenerte más frío que yo que me derrito por instantes cuando mi cuerpo se niega a esperar más para sentir de nuevo tus besos, tus manos, tu saliva. 
Cuando por fin perdemos de nuevo la ropa, empezamos a devorarnos en la cama, pasamos al sofá donde me siento sobre ti, luego de espaldas a ti, después caemos sobre la alfombra donde me follas a 4 patas, luego volvemos a la cama, me follas, te follo, me follas de lado, paras para regalarme un orgasmo con la lengua, sigues follándome,...no sé cuánto tiempo dura pero es un rato absolutamente intenso. Me invades tú pero me invade también la sensación de querer retener cada detalle porque sé que no tengo a menudo un polvo tan bueno ni tan...Y cuando te corres me dejas sin palabras, veo cómo las venas de tu frente y tu cuello se hinchan y tú te dejas ir en un interminable alarido de placer y me encanta verte así. Y releo el párrafo y lo cambio y lo retoco y nunca soy capaz de imprimirle la intensidad que sentí aquel rato en aquella habitación.  

Así que aquí me rindo. Ni siquiera voy a intentar contar cómo fue sentir tu leche salpicando mi cara o la imagen que me enciende de tu mano pajeándote mientras tu respiración se enciende o las interesantes conversaciones que mantuvimos. Ni lo a gusto que me siento sabiendo que puedo ser cariñosa si me apetece sin que malinterpretes mi actitud y que puedo ser la más zorra sabiendo que vas a entender mi actitud. No me veo con fuerzas para fracasar de nuevo intentando describir un orgasmo con su lengua o la sensación de su polla llenándome. Mi talento literario no es lo suficientemente bueno para algunas cosas. 

Eres demasiado bueno para un post. Sorry.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Cama caliente

Voy andando deprisa porque llego tarde al curro. 
Ni siquiera he terminado de quitarme el abrigo al llegar al trabajo y ya está mi jefe el colérico alterado preguntándome por no sé qué que todavía no está terminado.
Me siento y tengo en la bandeja de entrada 23 mails urgentes con cosas que eran "para anteayer" y otros 30 mails que no urgen tanto porque eran sólo "para hace una hora". 
No he abierto el primero cuando empieza a sonar el teléfono.
3 de mis 4 compis directos de curro están o de baja o de vacaciones así que me suena más el teléfono (sobre todo si atiendo las llamadas de compis enfermos o de vacas) que en la centralita de Aena en pleno puente de la Constitución.
Y encima tengo hoy 2 interminables reuniones con gente que convoca una reunión para oírse hablar a sí mismo porque les gusta su voz.
Y yo sin becario!!!! Esto no puede ser!!!!

Pero por mí se puede parar el mundo que a mí esta sonrisa no me la quita hoy nadie ni nada. 
Me ha costado un horror levantarme de la cama (el doble del sobrehumano esfuerzo que me cuesta todos los días), me ha costado dos horrores no volver a la cama después de la ducha viéndole ahí tumbado, con esa carita de sueño y al final no he podido resistirme y he tenido que perderme entre las sábanas porque yo no follo por las mañanas a no ser que me provoquen, claro. Me ha costado tres horrores volverme a levantar y salir al frío de la calle para ir a trabajar. 

Ya de camino al trabajo he pensado que en realidad es lo mejor que me podía pasar. Irme a currar con esa sonrisa y saber que sólo tengo que aguantar unas horas y después volverme a la cama, que él ha estado calentando para mí porque estos días no trabaja. Mmmm. 


Así que hoy no me va a enfadar nadie. 
Pero claro, es mal día en el curro, mi jefe el colérico debe tener la regla (tiene todos los síntomas del síndrome premenstrual) o le debe hacer falta que una mañana le echen el mismo polvo que a mí. O las dos cosas. 
Y cuando estoy a punto de perder el buen humor, me llega un mensaje: "Cuándo vienes? No sabes lo caliente que estoy". Ni que decir tiene que otra vez tengo la sonrisa en la cara. 
Al siguiente mensaje: "Ya sabes qué es lo primero que voy a hacer cuando llegues", la sonrisa me llega de oreja a oreja y la humedad debe traspasar la ropa interior. 


Me gusta llegar del trabajo y que me esté esperando. Avisarle de que enseguida llego y fantasear o imaginar lo dura que la tiene mientras me espera. 
Abro la puerta y no tengo ni tiempo de saludar. Desde que he llegado del trabajo he pasado más tiempo gimiendo que otra cosa. 
Ahora estamos en una tregua que él ha aprovechado para ducharse y yo para escribir el post. 
Después nos vamos de copas a besarnos por los bares y volver cachondos perdidos para follar de nuevo como si mañana no fuera a sonar mi despertador. Sin embargo, me da igual, mañana me arrastraré al curro ronca y con los ojos rojos pero otra vez con mi sonrisa. La sonrisa de quien sabe que va bien follada y que la están esperando otra vez en casa y en la cama cuando acabe la jornada. Jeje. 

martes, 7 de diciembre de 2010

Frenesí

Tengo millones de cosas que escribir. 
Últimamente todo me sale bien. En cada ocasión en la que me descubro pensando que nada puede ir mejor, la vida me sorprende poniéndome otro regalo delante. 
Y me da miedo...me da miedo porque esto no puede ser infinito y cuando me caiga me voy a hacer pupa.

Por eso no puedo escribir, porque estoy viviendo. Porque me falta tiempo. Me faltan unas 8 horas al día. 
Aunque no tener ni siquiera tiempo de escribir es bueno. 
La vida me tiene envuelta en un frenesí de sensaciones, de experiencias, de momentos. Y los quiero exprimir todos, al máximo, no dejarme ni uno.
En cuanto tenga tiempo de respirar, escribiré. 

Pero ahora mismo nada me hace más feliz que vivir, aspirar el mundo a bocanadas, dormir cada vez menos y llevar una eterna sonrisa que se me ha colgado de los labios en las últimas semanas porque aunque siempre soy muy feliz, últimamente lo soy aún mucho más. 
(Y sí, claro, ser feliz tiene que ver mucho con el buen sexo. Jeje.)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Anotación a pie de post

Quizá en el último post me expresé mal o expliqué algo de manera equivocada.
Ya se sabe (contrastar para profundizar en el asunto el "Croissants Study" publicado en el Science Journal de 12 de noviembre de 2002 acerca de los efectos nocivos de la ingesta en exceso de croissants) que los croissants dejan el cerebro a medio gas. 

Pero vamos, a la vista de los comentarios, aclaro aquí que Susurros de Deseo no sería ella si ante la posibilidad de llevar a cabo una de sus fantasías fuera a decir que no. 
No sé cuándo será ni cómo saldrá.
Eso sí, nunca ha existido en mi mente la posibilidad de decir que no. 


[Cuando supere este virus que me tiene aquí postrada, escribiré un mail más largo, serio y con  sustancia, jaja]