lunes, 25 de enero de 2010

Mis 5 peores citas

He leído en un par de blogs un post sobre tus 5 peores citas.
Y me ha gustado la idea.

1.- Yo era un pipiola que sabía poco de todo pero que había tenido buenos maestros en sexo. Y creía, ilusa de mí, que todo el monte era orégano. Él era uno de los chavales más guapos que he visto en mi vida, simpático, divertido. Pero en la cama era lo peor. Una tarde de verano me invitó a su casa aprovechando que sus padres estaban de vacaciones. ¿Cómo describirlo? Su perro mirando en la alfombra y ladrando de vez en cuando. Él se movía con el baile de San Vito incapaz de seguir un ritmo normal. Su lengua en mi oreja haciéndome una limpieza de cera y abrillantado. Mi cabeza golpeándose con el cabecero de la cama. Y en el sexo oral temía el momento en el que levantara la cabeza y me anunciara que me había practicado una ablación del clítoris. A las 7 de la tarde, visto lo visto y ante su intención de repetir el martirio, le dije que era tardíííísimo y me tenía que ir.

2.- Quedamos, me recoge en su coche. Nada más montarme veo una descomunal (en tamaño) bandera de España con el aguilucho colgada del retrovisor. La visibilidad de la luna frontal se veía reducida en un 25% al menos. A pesar de intentar centrarme en la conversación, no puedo evitar que mis ojos la miren y eso le da pie a soltarme una interminable lección de Historia de España de la Guerra Civil hasta nuestros días digna del mismísimo Blas Piñar con pinceladas de conservadurismo católico y algún que otro toque de racismo exacerbado.
E
scapé a tiempo.

3.- Nos conocemos de casualidad, hablamos, la conversación se torna más caliente, sube de temperatura, los dos estamos a punto de caramelo y de repente me suelta: "Me encantaría que cuando follemos me llamaras papi". Se me bajó la libido en un momento.

4.- Meses hablando por internet. La esperada cita que tanto prometía acaba en un desastre. Empezamos mal cuando aparece con una camiseta de bakala que se llamaban en mi época como para ir mal vestido con 20 años y para hacer el ridículo con más de 30. Se la había puesto con calzador a juzgar por lo estrecha que le quedaba. Y encima con un cuerpo estufa que tenía el amigo. Su "perfume" era por lo menos Varón Dandy a juzgar por el olor. Me lleva a un restaurante donde Cristo perdió el mechero en un sótano lúgubre, húmedo y frío y se pasa toda la noche llamándome por el nombre que tengo en mi mail y no por el mío porque dice que "me pega más". Jajajaa. Es como si yo conozco a un Juan y le llamo Pedro "porque le pega más". Jajaja. Surrealista. Lo escribo y aún me río. Y él extrañado de que no aceptara su invitación para ir a su casa.

5.- El alcohol es malo. Sobre todo en determinadas cantidades. Una noche de amigas acabo conociendo a uno en un bar. No demasiado tarde pero lo suficiente para que mi capacidad de discernir no sea la mejor. El tío me parece un encanto. Así que quedamos otro día. Y descubro su Mr. Hyde. Insiste en repetirme incansablemente el modelo de coche que tiene. Parece no entender que para mí los coches se diferencian por colores. Menciona su sueldo con céntimos de euro incluidos. Y a la hora de pagar, me dice "Ya pago yo, nena" acompañándolo de un gesto de suficiencia con la mano queriendo añadir "que me sobra el dinero". Desde Grease no había oído a nadie que llamara nena a su cita en público. En privado tampoco. Así que deje la mitad de la cuenta en la mesa y me piré por donde había llegado.

Éstas son las peores. Alguna más hay por ahí pero éstas son las peores sin duda. Jajajaja.

jueves, 21 de enero de 2010

A veces acaba bien

Una mesa, llena de amigos, cenando. Risas. Recuerdos. Anécdotas.
Ella le mira, él sonríe. No dicen nada pero sus ojos dicen todo.
Se despiden y cada uno emprende el camino que han decidido pero sienten que cada paso se les hace un abismo insoportable.

Ella está recostada en la cama, viendo las luces de la ciudad.
El móvil sobre la mesa, lejos, para evitar tentaciones.
Echándose en cara no haber podido ser lo que él quería, no poder corresponder sus sentimientos.
Sin poder quitarse de la cabeza sus gestos, su mirada, el deseo que desata su cercanía.

Él esta en su piso, en el salón, intentando distraerse viendo algo en la tv que no le interesa.
Para no ir a la habitación, porque todo le recuerda a ella. Porque esa habitación huele a ella, porque su imagen está en cada rincón.
Y mil veces coge el teléfono pero no se atreve a llamarla, no puede decirle lo que siente sin que ella haga un mohín y se distancie más.

Ella se reprocha no haber caído en la tentación.

Él no soporta la idea de dormir sin ella, de no sentir su piel.

Ambos tienen en la boca ese sabor amargo que deja la melancolía de lo que fue, la rabia de no haber actuado de otra manera, el sinsabor de lo que no puede ser.

Y así suelen acabar las historias.

Pero ella se resiste, se revuelve contra lo que podría ser de otra manera.
Coge el teléfono, marca el número que sabe de memoria, aprieta cada cifra despacio, dejándose tiempo para arrepentirse. Deja el teléfono. Recapacita. Y por fin, su dedo aprieta la tecla de llamada, ya no hay vuelta atrás, oye los tonos mientras piensa "ya está hecho, a ver cómo sale" y le invade de repente una tranquilidad que no sentía desde hacía horas, sabe que es mejor perder que no participar en la competición.
Él oye el teléfono, el corazón le da un vuelco, agradece que ella haya dado el paso que él no se ha atrevido a dar. Coge e intenta aparentar una normalidad que no siente porque el corazón le palpita como si fuera a estallarle. Ella lo nota, sabe que su tranquilidad no es más que una fachada.

Quedan. Ella va al piso y pasa lo que ambos desean. Se consumen en el fuego que nunca terminó de apagarse. Se queman en los besos del otro, arden sus pieles, crepitan al son del deseo, dejan que se chamusquen los malos ratos y se pierden en las llamas que avivan el vaivén de cuerpos hasta llegar a la pira final.
Ha merecido la pena. Ha sido una buena decisión.

Y por una vez, cuando se despiden, ella le mira implorante para que él no lo estropee y él no le hace sentir culpable. Se despiden con un beso lleno de pasión y de cariño y prometen verse pronto de nuevo. Aunque los dos saben que no siempre va a salir así de bien.



domingo, 17 de enero de 2010

El tímido

Los tímidos me hacen gracia.
Quizá porque yo nunca he sentido timidez.
Se les ve tan cortados, tan vulnerables, tan agazapados en su escondite, temiendo salir. Asomando la patita poco a poco, tomando confianza despacito, dando un paso atrás al más mínimo exceso de confianza por mi parte.

Dos tímidos juntos puede ser una situación difícil.
Pero un tímido y yo tampoco es fácil porque creo que a veces los tímidos se sienten un poco apabullados ante mi desparpajo.

Pero éste era un tímido en toda regla.
Hicieron falta varias horas hablando de todo y de nada, sin insinuaciones, sin roces, sin acercamientos promiscuos para que se sintiera un poco más confiado, más abierto.
Aunque a primera vista no parecía tímido. Tenía una mirada de ésas traviesa, una sonrisa que le iluminaba los ojos de manera especial y que me hacían presentir que el tiempo invertido en hacerle perder la timidez lo iba a recuperar en orgasmos.

Eso sí, lo bueno de los tímidos es que, mientras que a los extrovertidos les ves venir, los tímidos suelen sorprender cuando se sueltan la melena.
Y ¡vaya si me sorprendió!

Nada quedaba de ese pudor cuando se desnudó dejando su polla erguida al alcance de mi boca.
Ni rastro de timidez cuando gimió pidiendo que no parara de darle placer con mi lengua, mis labios y mi mano ni cuando más tarde inundó mi boca de su leche.
No le dió ningún corte provocarme un orgasmo con su boca que me dejó temblorosa, contraída de placer y jadeante.

De ahí en adelante, se soltó aún más.
Quizá fuí yo la que le buscó, la que encontró el punto débil que le hacía comenzar a gemir y endurecerse pero nunca se demoró en buscarme a mí recíprocamente, en devolverme cada beso recorriendo mis pezones, besando mi cuello hasta hacerme perder la noción del tiempo y el lugar, encontrando en él el camino hacia mi humedad, acariciando mi piel.

Me folló una y otra vez. No le dió ninguna vergüenza follarme en varias posturas, dominando la técnica en cada una de ellas como quien sabe que la práctica y las ganas de aprender son el mejor camino para triunfar. En definitiva, un perfecto dominio del ritmo, la cadencia, el movimiento, un cuerpo en forma y millones de gemidos míos seguidos de varios orgasmos como recompensa a su buen hacer.

Y su cara no defraudó expectativas. Me follaba y esa cara traviesa me ponía, me ponía mucho. A mil. Su cara, su cuerpo fibroso, sus movimientos precisos como un reloj suizo y la humedad que me inundaba rebosándome por los muslos tenían una conexión directa, una relación causa-efecto indiscutible.

Su último orgasmo en una noche donde hubo unos cuantos fue abundante y fue a parar por mi cuerpo. Algunas gotas cayeron sobre mi cara, otras fueron a parar a mi cuello, a mi escote, a mis pezones. Casi ninguna cayó sobre mi boca pero allí las fuí llevando todas poco a poco mientras le miraba lascivamente y relamía mis deditos llenos de su esperma.

De ahí, se fue al trabajo sin dormir. El día imagino que se le haría largo pero espero que se llevara un buen recuerdo de mí porque me encantaría repetir...

miércoles, 13 de enero de 2010

Patadas

Transcripción literal de un mail recibido (lo resaltado en negrita es mío):
"He estado algo decaido estos dias por temas sentimentales y a sido por eso que no te digera nada y mi comportamiento no fuese como quizas esperabas.espero que allas encontrado todo bien a tu rregreso. En fin,bueno haber si nos bemos"

Se me acaba de bajar la libido.
Por favor, cómo pueden darse tantas patadas al diccionario en tres frases??????
3 acentos sin poner y 6 faltas de ortografía de las cuales 4 son un verdadero dolor.
Uff, se puede estar bueno, se puede tener un cuerpo duro que se empeña en desmentir tu edad, se puede ser bueno en la cama, incluso puedes ponerme a mil...pero con este mail me has quitado todas las ganas. Vamos que el chico prometía hasta que me pidió mi mail...y me escribió. Uff!
No necesito compartir cama con un académico de la Lengua pero sí por lo menos con alguien que no me dé dolor de cabeza cuando leo sus mails. Porque para saber escribir algunas palabras no hace falta más que haber ido al colegio y leer aunque sea el Marca de vez en cuando, no? Tampoco pido estudios superiores. Jajaja.

Menudo bajón!

lunes, 11 de enero de 2010

Así no se puede trabajar

Se acabaron las vacaciones.

Vuelta al curro, la mesa llena de papeles (todo urgentíííííísimo), la bandeja de entrada a rebosar, mi jefe alterado de la vida...

Vuelta a la rutina, a la vida diaria, a los madrugones...

Tres semanas de vacas. Y se han pasado volando. Ni siquiera me ha dado tiempo a hacer todo lo que quería.
Eso sí, necesito una cura antialcohol y anticomilonas. Y dormir 8 horas del tirón, acostarme cuando es de noche y no cuando es de día, levantarme sin resaca y que el teléfono no suene constantemente y que no me propongan mil planes simultáneos de los que me tengo que decidir por sólo uno.

Ha habido encuentros, desencuentros y reencuentros.
Alcohol.
Noches de amigas.
Bares llenos de fauna silvestre (¿dónde salen los tíos apetecibles de unos 30 bien vestidos sin novia y dos neuronas?).
Un frío que pela.
Familia, comida y más comida.
Compras. Regalos.
Despedidas de año (de la despedida tengo recuerdos difusos pero aún no sé la causa exacta...creo que el champagne, el vodka y un mojito no tuvieron nada que ver...jajaa, para mí que fue el hielo que estaba caducado).
Un año nuevo.
Los Reyes Majos.
Un poquito de sexo. Otro poquito más. Otro poquito más. Y no sigo, jejeje.

Y me lo he pasado tan bien!!!. Ahora a ver quién se acostumbra de nuevo a la jornada de 40 horas, a los horarios ordenados y a las cenas ligeras.

Yo a mi jefe ya le he dicho que necesito un aliciente. Se me ocurren varios alicientes:
- un becario jovencito y guapo "a mi disposición" y con eso no me refiero a que me haga café ni fotocopias
- un stripper al que se pueda tocar para las pausas y descansos
- un incentivo en forma de sistema de puntos por cada mail contestado y cada llamada atendida en el que se pueda ganar un viajecito a alguna isla paradisíaca con palmeras y agua cristalina
- alguna colaboración con una empresa de scorts masculinos que te hagan algún "trabajo" cuando estemos muy estresadas y con trabajo no me refiero tampoco a tramitar marrones.

Pero por la cara de mi jefe creo que no ha colado.
Voy a tener que afiliarme al sindicato porque es que los empresarios no atienden las necesidades de los trabajadores. Y yo así no puedo trabajar!!. Jeje.

lunes, 4 de enero de 2010

Gracias

Aún recuerdo la noche en la que empecé con este blog.
Hacía frío, veía la ciudad dormida desde la ventana y pensaba en el nombre que mejor definiría la esencia del blog.
Y aunque parezca mentira, ya ha pasado un año.

Así que aprovecho para dar las gracias.


Gracias a quien me animó y finalmente me convenció para empezar con el blog.


Gracias a todos los protagonistas, directos o indirectos, a los que saben que cuento sus historias aquí y a los que no lo saben, gracias a todos por darme inspiración para mis posts.


Gracias a todos los que me leéis. En especial a todos los que comentáis. No nombro a nadie porque me parecería injusto olvidar a alguno pero vosotros ya sabéis quiénes sois. Unos con tono irónico, otros siempre tienen una palabra amable, otros me elogian, muchos me halagan...gracias.


(A muchos he de deciros que no caigáis en el error de idealizarme, sólo soy una tía normal, del montón, que sabe plasmar en palabras experiencias y trocitos de vida cotidiana)


Gracias por dejar que me desnude para vosotros de una manera tan sencilla y a la vez tan real.


Gracias por hacer que me sienta aquí tán cómoda. Y porque a veces ¡os siento tan cerca!


Gracias a quienes tuvieron el valor de escribirme y han acabado siendo amigos o al menos buenos colegas.


Gracias al blog porque no voy a mentir, ahora ligo mucho más. Y a través del blog he conocido a un par de personas que han merecido o merecen mucho la pena. También ha habido desilusiones pero son las menos.


Gracias a los que un día superaron la vergüenza y decidieron conocerme mejor porque me han permitido conocerles mejor a ellos.


Gracias a los que estáis ahí, post a post, aportando un granito de arena, leyéndome con gusto y no faltando a ninguna de mis citas. Porque me hacéis tener ganas de seguir.


Gracias a los que se asomaron un día y se quedaron. Gracias a los que estuvieron. Y gracias a los que vendrán.


Gracias también por dejarme descubrir vuestros blogs, que son un lugar donde relajarme, dejar volar mi imaginación o incluso llorar de risa y en algunos casos, son verdaderas obras de arte. Por dejarme también compartir un pedazo de vuestras experiencias, de vuestras opiniones, de vuestras vidas.


Gracias. A todos.


Lo malo? Que ahora le he cogido el gustillo y no os vais a librar tan fácilmente de mí, jeje.

sábado, 2 de enero de 2010

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Ya sé que no tengo edad para escribir cartas a Sus Majestades pero es que quería pedirme unas cosas y como sigo teniendo alma de niña...además yo sigo creyendo que los Reyes no son los padres así que creo que deberiáis dejarme escribiros.


Este año he sido muy buena.

Ahora no se me ocurre ningún ejemplo, pero he sido muy buena.

Bueno vale, también he sido mala algún día. Pero pocos, eh?.

Cuando me puse aquél disfraz de colegiala creo que me porté mal porque al final me gané unos azotes...así que ésa no cuenta porque ya recibí el castigo.
También me porté mal el día que no fuí al trabajo y me quedé en la cama acompañada...
O el día que provoqué a aquel pobre chico hasta que acabó suplicando que no podía más o el día que me toqué en el baño en horas laborables o cuando tuve sexo telefónico o el día que ...

Jo! Vale! He sido un poco mala. Así que voy a aplazar los regalos materiales. Lo de que me regaléis una isla, lo de irme a una cabaña suite de lujo en las Islas Fiji o que me mandéis a las Seychelles con un rubio fibroso que me haga masajes con aceite y los conjuntos de ropa interior de La Perla, eso lo pido el año que viene.


Este año pido sólo cosas no materiales. Apuntad que luego no os enteráis bien y me traéis otra cosa:

1.- Quiero un trío. Con un morboso que aguante más de dos asaltos y una tía desinhibida y ansiosa por probar que me haga enloquecer.
2.- Quiero unos cuantos polvos de ésos que te dejan sin palabras.
3.- Quiero un tío morboso, imaginativo, con dos neuronas que se conecten entre sí, que folle bien, no tenga compromisos, le encante comer el coño, sepa que el azul no pega con el verde ni el marrón con el negro, que me haga reír y que le guste yo. Jeje.
4.- Quiero un asistento cañón y no ése que me habéis mandado que limpia muy bien pero que es antiatractivo.
5.- Quiero que en el curro me pongan un becario como el que tenía antes, uno jovencito, mono, divertido, con pantalones que marquen, una sonrisa de vicio. Ya si me folla en el archivo os lo agradecería porque me da morbo la idea.

Si no me vais a traer nada de eso y voy a tener que organizarlo todo yo, al menos tiraros el rollo y regaladme tantos orgasmos al menos como el año pasado. Si son más, mejor eh?.


Un beso enorme queridos Reyes Magos.

Fdo.: Susurros.